Siete holguineros estuvieron en el Moncada

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Fotos: De Archivo
 
En las fértiles tierras que hoy conforman la nororiental provincia de Holguín nacieron hombres que integrarían la Generación del Centenario. La mañana de la Santa Ana demostró al tirano la entereza de la juventud cubana, harta de politiquería, corrupción, maltratos, sometimiento, y decidida a cambiar el curso de la Historia.
FIDEL
 
 
Yo disponía de 120 hombres, divididos en tres grupos, uno que iba delante para tomar la parte del Hospital Civil, que colindaba con el fondo de las barracas del Cuartel. Era el objetivo más seguro y adonde envié al segundo jefe de la organización, Abel, un muchacho excelente, muy inteligente, ágil, audaz.
 
El segundo grupo iba a tomar el edificio de la Audiencia, el Palacio de Justicia, de varios pisos, con un muchacho que iba de jefe. Con ellos estaba también Raúl, mi hermano. Lo habíamos reclutado e iba como combatiente de fila.
Yo, con el tercer grupo, 90 hombres, tenía la misión de tomar la posta y el Estado Mayor con ocho o nueve hombres, y el resto ocuparía las barracas. Cuando yo me detuviera, se detendrían los demás carros frente a las barracas, los soldados iban a estar durmiendo y serían empujados hacia el patio trasero desde éstas.
 
A las 5:15 exactamente atacamos. El primer carro se detiene al llegar al objetivo, se bajan los hombres rápidamente para neutralizar a los centinelas y quitarles las armas. En ese momento es cuando veo, en la acera de la izquierda, más o menos a 20 metros delante de mi carro, una patrulla de dos soldados con ametralladoras. Ellos se dan cuenta de que algo ocurre en la posta de entrada, a una distancia de 60 metros aproximadamente de ellos, y están como en posición de disparar.
 
…En el intento de neutralizar y desarmar la patrulla, lanzando finalmente el carro sobre ellos, todos nos bajamos con nuestras armas. Uno de los hombres que va conmigo, al bajarse del primer asiento por la derecha, hace un disparo, el primero que se escucha en aquel singular combate.
 
El tiroteo se generaliza. Las sirenas de alarma comienzan a rugir mezcladas con los disparos y a emitir el infernal e incesante ruido. El grupo de Ramiro y Montané ha ocupado la posta y penetra de inmediato en la primera barraca dentro del Cuartel. Van hacia el depósito de armas. Cuando llegan, se encuentran con la Banda de Música del Ejército, durmiendo todavía allí. Parece que las armas las habían retirado hacia el Cuartel Maestre. El combate se libra fuera del Cuartel, la enorme y decisiva ventaja de la sorpresa se había perdido.
 
…No me iba a entregar, ni a rendir, o algo parecido, no tenía sentido, no ya porque te fueran a matar, sino porque la idea de rendirse no cabía dentro de nuestra concepción.
 
RAÚL
 
De la granjita Siboney salieron en el auto de Mario Dalmau. Raúl, con gran dinamismo y arrojo se hizo cargo de la situación: se tomó el Palacio. Y, cuando fue necesario retirarse, fue el último en subir al auto.
 
Decidieron separarse y tomar diferentes rumbos.Él se dirigió al patio de la Estación del Ferrocarril y comenzó a andar, unas veces sobre las líneas, tras muy cerca, con el propósito de dirigirse a su casa en Birán. Después de varios días, es detenido en la zona de San Luis.
 
Los guardias decidieron llevarlo para el Cuartel, y al cabo de unas horas lo enviaron al Vivac de Santiago de Cuba. Al llegar le preguntan el nombre y es cuando se identifica: -Soy Raúl Castro y participé del asalto al Cuartel Moncada.
 
RAFAEL FREYRE
 
Nacido en Santa Lucía el 25 de febrero de 1931, Rafael Freyre Torres llegó a Bayamo junto con Rolando San Román, Pedro Véliz Hernández y Orlando Castro García, en el auto que conducía Gerardo Pérez-Puelles.
 
De repente suena un disparo en la parte trasera del Cuartel. Minutos antes, un grupo de combatientes, vestidos de militares, había llegado sigilosamente, pero unas latas en un basurero les jugaron una mala pasada. La sorpresa ya no era posible. El débil armamento no puede contrarrestar el fuego de las armas de los guardias.
 
Un grupo de asaltantes sale por la Carretera de Bayamo a Holguín. En él se encuentra Rafael Freyre. El 27 de julio, el doctor José R. Banderas certifica, en la Finca Cejas de Limones, la muerte de un hombre que pertenece a la raza mestiza, fuerte, de color trigueño, de unos 25 ó 30 años de edad… en el pantalón tiene cifrado el nombre Rafael Freyre.
 
ERNEST O TIZOL A GUILERA
 
Tizol tuvo como tarea: preparar, junto, con Renato Guitart y Abel Santamaría, lo que sería el Cuartel General: la Granjita Siboney.
 
“…como nosotros a la sazón nos dedicábamos al giro de la avicultura, se nos encomendó esa misión. Aparentemente queríamos implantar un negocio de pollos en Santiago de Cuba”.
 
Fue al Moncada manejando uno de los automóviles repletos de combatientes y participó en la acción. Luego, pudo retirarse. Llegó a Holguín, pero cuando se encontraba en la casa de unos amigos lo cogieron preso. Lo llevaron para Santiago y fue condenado; al salir de prisión, por la Amnistía, vino para Holguín. Aquí nadie le quiso dar trabajo, pero tenía que mantener a su familia, por ello el Movimiento decidió que partiera para Estados Unidos.
 
Tras el triunfo de la Revolución, regresa a tierra holguinera y es el promotor del desarrollo avícola en la zona. Luego le asignan otras tareas en La Habana y el exterior, las cuales cumple ejemplarmente, hasta que la muerte le sorprende el primero de julio de 1984. Había nacido el 15 de agosto de 1924, en Santa Lucía.
 
LOS HERMANOS FERRÁS PELLICER
 
Los hermanos Alejandro, Armelio y Antonio Ferrás Pellicer nacieron en Gibara. Alejandro y Antonio se afiliarían al Partido Ortodoxo, y Armelio se formaría como un dirigente sindical.
 
Cuando el Golpe de Estado del 10 de marzo de 1952, Armelio pide vacaciones en la Droguería Perichel y se traslada a Gibara. Regresa a La Habana, con Ángel Pla, quien le habla de Fidel. Él lo lleva a Prado 109, donde conoce a Fidel, el cual le hace razonar sobre el método de la lucha.
 
En tanto, Alejandro sale a buscar contactos para comenzar la lucha, y en esos trajines habla con Fidel. El decidido líder le explica cuál es el problema del país, cómo hay que luchar y su plan.
 
Antonio, aunque no era estudiante, va para la Universidad. Allí estuvo esperando las armas prometidas que nunca llegaron y se fue a buscar otra vía para luchar. Así conoce a Ángel Pla, forma parte de su grupo y por medio de él conoce a Fidel.
 
Cuando dan la orden de retirada en el Moncada, para Armelio y Antonio fue muy angustioso: faltaba Alejandro; lo estaban viendo en el suelo y no sabían qué había pasado. Bajo la balacera era imposible ir hasta donde estaba. No estaba herido, se había tirado al suelo para esquivar las ráfagas de una ametralladora.
 
Armelio recordaba dónde vivía una prima. Allí encontraron la ayuda requerida, pero la angustia era muy grande: casi estaban seguro de que Alejandro había muerto en combate. Como a las diez de la mañana apareció.
 
El esposo de la prima consiguió un carro de alquiler. Todo fue bien hasta Bayamo, allí detuvieron el carro y comenzaron a interrogarlos. Dijeron que eran de Gibara e iban para ese lugar pues era el Día del Gibareño Ausente. Ni Armelio ni Antonio traían documentación, pero Alejandro traía un viejo certificado de la Logia Unión Fraternal de Gibara; eso les salvó.

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