Atrasos que estancan desechos
- Por Jorge Fernández Pérez
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La ciudad de Holguín fue reconocida, durante mucho tiempo, por ser de las más limpias de Cuba. Sus calles y avenidas relucientes provocaban admiración en los visitantes, quienes, para orgullo nuestro, no escatimaban en elogios hacia la pulcritud que resaltaba en la hermosa tierra de Calixto García.
Sin embargo, hoy la realidad es otra. Los basureros y microvertederos se han adueñado de gran parte de los espacios y su presencia alcanza a diario una nueva zona de la urbe, cuya higiene comunal es motivo de preocupación para sus habitantes.
“El basurero ocupa casi una cuadra y sigue aumentando. Creo que se tardan demasiado en venir a recogerlo”, señaló la joven Diana Gómez Sanabria, residente en el reparto Zayas.
“Entendemos lo complicado de la situación actual del país, pero hay zonas por las que hace muchos días no pasan a llevarse la basura y se acumula en grandes cantidades”, dijo Leandro de la Torre González, vecino de Pueblo Nuevo.
Comentarios como estos son frecuentes. Grandes volúmenes de desechos se añejan en diferentes puntos y, ante la demora en su recolección, se multiplican y expanden, lo que suscita la comprensible molestia.
“El municipio de Holguín es el que peor panorama tiene, al ser el de mayor número de habitantes, aunque en general la situación de la provincia, en materia de recogida de basura, es compleja en estos momentos”, reconoció Félix Abreu Blaya, director provincial de Comunales.

Dificultades palpables
La higiene comunal ambiental tiene tres componentes básicos: el barrido de las calles, ejecutado por personas con un alto compromiso que no se ve menguado ante la carencia de determinados implementos necesarios para su trabajo; la recogida de basura, a través de diferentes medios de transporte, y el tratamiento a los vertederos.
En el caso de la capital provincial, el mayor peso lo tiene la recogida mecanizada, a través de los cuatro camiones colectores compactadores que en estos momentos están en circulación. Además, se cuentan con tres camiones ampiroles, susceptibles a constantes roturas que frenan su desempeño, y cinco tractores con carretas.

Los carretoneros contratados son un apoyo, mas no dan abasto para toda la demarcación. El municipio tiene concebida una plantilla de 312 plazas, de las cuales están cubiertas 207, pero los obreros fluctúan y el número varía constantemente. Se trabaja por reforzar el vínculo con nuevos actores económicos, que puedan contribuir en ese proceso.
“En Holguín existen cuatro vertederos para depositar la basura, dos diseñados para el depósito de camiones y otros dos para los carretoneros. De los que funcionan para los camiones, solo podemos llegar al de Alcides Pino, por cuestiones de combustible, lo que provocó una sobresaturación y colapso del mismo”, apuntó Isaías Velázquez Peña, especialista principal del Departamento de Higiene, en la Dirección Municipal de Servicios Comunales.

A raíz de la situación actual, no se le puede dar saneamiento frecuente a esos espacios, lo que conlleva a una acumulación excesiva de desechos. En este escenario, se han buscado alternativas para los depósitos y se evalúan métodos para descongestionar los vertederos. Además, se proyectó un plan de trabajo que contempla las diferentes rutas y días sistemáticos para la recogida, aunque es evidente que no ha sido posible darle total cumplimiento.
“Comunales es parte del país, y no estamos ajenos a los embates del bloqueo y otras cuestiones que nos frenan. La escasez de combustible golpea muchísimo, a pesar de que nuestro servicio ha sido protegido. A eso se suma la falta de piezas de repuesto, que alarga en el tiempo los mantenimientos”, explicó Abreu Blaya.
Reforzar el control
Si bien son ciertas las dificultades que limitan la recogida frecuente de basura, existen otros factores, de índole subjetiva, que fomentan el crecimiento de los microvertederos en áreas urbanas. Impera la falsa creencia de que los trabajadores de servicios comunales tienen la obligación de llevarse todo aquello que se nos ocurra botar, sin importar lo que sea.
Hay quienes “aprovechan” la oportunidad para deshacerse de escombros, materiales que ya no necesitan, o cualquier otro desecho semejante, pues es habitual que ignoren la existencia de puntos específicos destinados para ello, o se les dificulte llegar a los mismos. En ocasiones, un área, a los pocos días de ser saneada, vuelve a abarrotarse con basura que va más allá de la generada por los hogares promedio.

“La mayoría de los contenedores se mantienen repletos, y eso hace que algunos tiren la basura afuera. Aunque hay que reconocer que, a veces, las personas son inconscientes y, aun sin estar llenos, la tiran afuera”, subrayó Maximino García Pupo, del reparto Villa Nueva.
El Decreto Ley No. 272 del 2001, “De las contravenciones en materia de ordenamiento territorial y de urbanismo”, establece el pago de multas para aquellos que atenten contra la higiene comunal de manera deliberada, pero ¿quién controla su cumplimiento? Gran parte de la población ha normalizado esas prácticas y escoge no darse por enterada, al tiempo que no se cuenta con suficientes inspectores en el terreno que realicen un chequeo constante.
También se evidencian indisciplinas por parte de algunos encargados de ejecutar la recogida, como la violación de las rutas establecidas o la realización parcial de los saneamientos correspondientes. Ante incidencias como esas se impone reforzar la vigilancia y evitar la condescendencia que, lejos de sumar, resta productividad.

“Holguín genera más de tres mil metros cúbicos de desechos diarios. De por sí, es complejo mantener la higiene comunal y si sumamos las indisciplinas, a diferentes niveles, la dificultad se triplica”, señaló el director provincial.
Tarea de todos
Los servicios comunales tienen el encargo social de recoger la basura que se genera en el hogar, eso es un hecho. No existe una fórmula mágica para desaparecerla y nadie discute lo imperioso de convertir a la recogida de desechos en una práctica cotidiana.
Sin embargo, es innegable el compromiso de quienes velan por la limpieza de nuestra ciudad, y aunque las acciones no tienen suficiente impacto todavía, se trabaja arduamente por disminuir la afluencia de microvertederos en toda la geografía holguinera.
Por otra parte, es necesario crear conciencia ambiental en la población y recalcar sobre las consecuencias fatales de una mala higiene comunal en la salud del hombre, para incentivar una actitud combativa con quienes contribuyen inconscientemente al incremento de los basureros.
Todas las organizaciones de masas deben desempeñar su papel, hacerse eco de las denuncias contra acciones de ese tipo, informarse y, desde el barrio, explicar a los vecinos dónde se encuentran los puntos concebidos para verter escombros y desechos similares. Sin dudas, hay que fortalecer los canales de comunicación entre las unidades de Comunales y el pueblo.

La higienización de nuestra urbe es tarea de primer orden. Incrementar la exigencia en el trabajo que se realiza permitirá ser más eficientes en ese cometido. La disciplina de la población, a pesar de las inconformidades, debe prevalecer para, entre todos, lograr que Holguín vuelva a ser referente, en materia de limpieza urbana.
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