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Donar sangre, salva vidas

donacionesdesangreFoto: Tomada de Juventud Rebelde.

 

Tomás no tiene registro exacto de cuántas veces ha donado sangre. Lo de él siempre ha sido extender sus brazos y entregar ese líquido de color rojo intenso, que ve salir de su cuerpo mientras aprieta y cierra su mano, una y otra vez, hasta llenarse la bolsita plástica.

 

Pero, lo que sí conoce bien este holguinero es que con cada extracción de unos 450 mililitros de sangre, es decir el 10 por ciento de la que corre por su organismo, puede salvar unas tres vidas.

 

Como Tomás, mi vecino jaranero y chévere y del que pocos saben en el barrio de su gesto altruista, hay miles en la provincia de Holguín, uno de los territorios del país con mayores aportes a esta tarea, en la cual sobresale Cuba, que integra la lista de solo 12 naciones de las Américas, cuya totalidad de donaciones de sangre son voluntarias, según las Organizaciones Panamericana y Mundial de la Salud (OPS/OMS).

 

Esos héroes y heroínas anónimos de este territorio nororiental, año tras año, además de garantizar la asistencia médica en principales programas, como el Materno Infantil, el de Trasplante de órganos y tejidos; el Oncohematológico y Quirúrgico en estos cerca de 20 meses ha tenido un desempeño insustituible en la entrega del plasma de convalecientes de COVID-19, y del normal para la Empresa de Laboratorios AICA, del Grupo de las Industrias Biotecnológica y Farmacéutica de Cuba.

 

Por lo regular, las cifras de aporte se acercan a las 33 mil 500 donaciones en el año cederista, a sabiendas de que las transfusiones de sangre y los productos sanguíneos contribuyen a salvar millones de pacientes, posibilitan aumentar la esperanza y la calidad de vida de persona con enfermedades potencialmente mortales y apoyan los procedimientos médicos y quirúrgicos complejos.

 

Sin embargo, el comportamiento de esta actividad en los últimos meses ha sido atípico, pues con la epidemia de la COVID-19 el país enfrentó bajos indicadores de donaciones a nivel nacional, afectándose en diferentes formas a provincias con mayor incidencia por cifras de casos positivos de esta enfermedad, como en los meses de rebrotes.

 

Por ejemplo, Holguín afrontó un alto número de positivos entre los meses de julio, agosto y septiembre, a raíz de esta situación el Ministerio de Salud Pública de conjunto con otros organismos y la dirección de Higiene y Epidemiología a nivel nacional trazaron estrategias para revertir la situación.

 

Sobre estos detalles, explicó el doctor Pedro Luis Roca, director del Banco de Sangre provincial, que ante todo, se sugirió que cualquier persona que sufrió de la enfermedad, a los 14 días del alta clínica y epidemiológica, se encontrara con buen estado de salud y con disposición podía realizar donaciones de sangre, de la cual se extrae el plasma para su envío a la Empresa Laboratorios AICA en La Habana y para la producción de Gammaglobulina anti-SARS-CoV-2, con buenos resultados en la disminución de las lesiones pulmonares y negativización viral.

 

También, contra esta humanitaria actividad sanitaria ha “conspirado” el proceso de vacunación antiCOVID-19, pero ya una gran parte de la población entre 18 y 65 ha sido vacunada y luego de la tercera dosis las personas pueden acudir a los bancos de sangre o centros de extracción sin ningún problema, porque están aptos para donar.

 

Por ejemplo, el municipio de Holguín casi concluye el proceso de inmunización, por lo cual comenzó a restablecer el programa de sangre y el resto de los territorios se va incorporando en la medida que su población quede protegida, para así asegurar los principales problemas de salud y de asistencia médica.

 

El especialista argumentó sobre el esfuerzo extra a realizar por Gibara, “Urbano Noris”, “Calixto García”, Báguano, “Frank País” y “Rafael Freyre” donde se acumulan los mayores atrasos en el programa de sangre, en el cual avanzan con mejores resultados Moa y Holguín.

 

No obstante, aclaró que hasta ahora, ni en los peores momentos de la pandemia ningún paciente ha dejado de recibir el tratamiento requerido por falta de un tipo sangre específico, porque siempre se han hecho las coordinaciones entre el Banco y las instituciones asistenciales; además ante hechos excepcionales muchos voluntarios están prestos a contribuir con este gesto humanitario.

En esta semana volví a ver a mi vecino Tomás con un pedacito de esparadrapo en uno de sus brazos. Presumí que por ahí le habían insertaron la aguja a la vena desde donde extrajeron el líquido maravillo. No me dijo nada, pero su rostro trasmitía satisfacción de haber regresado de otras de sus incursiones por el Banco a entregar su sangre, más o menos medio litro, que seguro contribuirá a salvar la vida de otros y, así como, este hombre sencillo y dispuesto a ayudar voluntariamente, hay miles en la provincia que, cada día, escriben anónimas historias en bien de los demás.

 

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