Logo

Experiencia, conocimiento y profesionalidad

La experiencia es el conocimiento de algo o habilidad para ello, que se adquiere al haberlo realizado, vivido, sentido o sufrido una o más veces. Ningún país, ni persona, pueden vivir sin ella.

En el caso de una nación es una importante inversión hecha en el área de la preparación de sus fuerzas. No debemos renunciar a quienes acumulan un mayor dominio y solo apostar por quienes les falta aún práctica, porque votamos dinero y esfuerzo usados en el desarrollo de las fuerzas productivas.

Juventud y experiencia necesitan caminar juntos, porque si el primero da ímpetu, el segundo, la inmensa posibilidad de ser hábiles, por la cantidad de años dedicados a una determinada misión.

Un experto es quien tiene sus dominios y aprendizajes más consolidados, sobre una materia en cuestión. En el ámbito del trabajo es base fundamental del saber y, conjuntamente con los estudios garantiza tener un profesional totalmente competente.

Está estrechamente relacionado con la cantidad de años que una persona lleve ejerciendo su labor; cuanto más tiempo, mayor será su visión del mismo. Por ejemplo, entre más años lleve un profesional en el ejercicio de su carrera, mayor será su práctica.

Estaremos cometiendo un grave error si prescindimos de ella o la valoramos superficialmente, como en el caso de los jubilados con sapiencia acumulada, quienes se recluyen en sus casas y nadie lo tienen en cuenta. Debemos cuidar más la obra de la vida sin abandonar tantas experiencias útiles.

En la fábula del “Ingeniero y el Tornillo” o “Aprende a hacer valer tus conocimientos y habilidades” ilustra una apreciación sutil.

Es el caso de un informático muy capaz, que lo requieren para arreglar una computadora extremadamente compleja. Sentado frente a la pantalla oprime unas cuantas teclas, asiente con la cabeza, susurra apaga la máquina.

Saca un pequeño destornillador da vuelta y media a un minúsculo tornillo. Enciende de nuevo el equipo, comprueba que está perfectamente.

Dice el dueño, ¿cuánto es?, contesta el especialista: “mil pesos”.

- ¿Mil pesos por apretar un simple tornillito? Es disparatado! La pago sólo si me manda una factura detallada que lo justifique. A la mañana siguiente recibe la factura: Apretar un tornillo solo un peso, saber cual era: 999.
En la realidad nuestra requiere verse este complejo asunto con integralidad y una estrategia para cada profesión, con protocolo de actuación.
 
 Hilda Pupo Salazar
Author: Hilda Pupo Salazar
MÁS ARTÍCULOS DE ESTE AUTOR
Periodista especializada en temas de educación y valores. Autora de las columnas Página 8 y Trincheras de ideas.

© 2023 Periódico ¡ahora!