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Tras las huellas del amigo

Hugo Chavez

 

“Si uno pudiera volver a nacer y pedir dónde, yo le diría a papá Dios: Mándame al mismo lugar. A la misma casita de palmas inolvidable, el mismo piso de tierra, las paredes de barro, un catre de madera…Y un patio grande lleno de árboles frutales. Y una abuela llena de amor y un pueblito campesino a la orilla de un río.”

 

Sabaneta de Barinas fue testigo de los primeros pasos de Hugo Rafael Chávez Frías. Allí inicia su viaje, entre los cuentos de la abuela Rosa Inés “Mamá Rosa”, los juegos de la infancia, la familia, la escuela y las horas infinitas tras los libros.

Entonces, cuando apenas era Huguito, conoció la pobreza y el dolor de no tener a veces ni para la comida, ayudaba a la economía familiar vendiendo dulces de lechosa (fruta bomba) y aprendió el valor del trabajo y la solidaridad.

En el candor de la niñez, gustaba de la pintura y nació su pasión por la Historia, supo de héroes y leyendas, de los paisajes y colores de la Venezuela amada, porque, al decir de su madre “desde pequeño tenía a la patria en el corazón”.

Su hermano Adán confesó a los autores del libro Chávez Nuestro que, durante su juventud, Hugo no militó en ningún partido, “ pero sin saberlo, siempre ha sido de izquierda”, pues la conciencia política y el compromiso social con los más pobres no le fueron ajenos.

En 1982 el joven Chávez funda el Movimiento Bolivariano Revolucionario 200 (MBR200), como referencia a los 200 años del natalicio de Simón Bolívar, que se conmemoraría en el siguiente año. Con esa propuesta, jura reformar el Ejército y construir una nueva República.

A la Academia Militar, en Caracas, había llegado once años antes, con más ilusiones de ser pelotero de Grandes Ligas que de ser soldado. Sin embargo, con el uniforme bien puesto y la disciplina por delante,el cumplimiento del servicio resultó la forja del líder y la experiencia que propició cumplir con hechos aquel juramento.

Chávez había presenciado con indignación cómo los manifestantes fueron masacrados por las fuerzas del Ejército durante el Caracazo y se propuso aunar voluntades y conseguir adeptos. En secreto, escribió el Proyecto de gobierno de transición y el Anteproyecto Nacional “Simón Bolívar” y el 4 de febrero de 1992 comenzó el levantamiento militar.

Siempre se negó a que el hecho se catalogara como un golpe, para evitar las asociaciones a los militares de la oligarquía. Concebía el proceso como un alzamiento militar de nuevo tipo, con carácter progresista, proyección social y la idea de transformar radicalmente las instituciones para darle el poder al pueblo.

Aunque la acción militar no cumplió sus objetivos en aquel momento, gran parte de la población la acogió con agrado y el líder ganó cada vez mayor popularidad hasta resultar electo en las urnas. En 1999 asume el poder y con su mandato, no exento de dificultades, la luz de la Revolución Bolivariana se alza en cada rincón del país.

“No ha habido en Venezuela, en siglos, otro presidente tan valiente, capaz de enfrentarse a pecho descubierto con los terribles problemas del país”, diría una de sus maestras de primaria, Egilda Crespo. Y así lo hizo, porque se preocupó por la educación y los problemas de su pueblo, trajo de regreso a Bolívar y sembró nuevas esperanzas en Venezuela.

Chávez conversa, cuenta un chiste,narra una historiay canta una ranchera con la misma energía con la que luego entona el himno nacional. Habla con toda la seriedad y el lenguaje formal de un presidente, pero no duda en retomar el tono coloquial de su gente, y así enseña, reflexiona y encanta.

Cuando murió Mamá Rosa, inspirado por la angustia Chávez le escribió a la entrañable abuela una promesa en forma de versos y desde entonces hasta su último aliento luchó por hacerlo una realidad. En palabras dictadas por el dolor rememoró los principios de sus enseñanzas y juró lealtad a sus orígenes, aquellos que lo hermanaban al venezolano humilde, a quienes nunca tuvieron nada y él mismo llamaría “el alma de mi país”.

El 5 de marzo de 2013, desaparecía del plano terrenal para hacerse eterno en el agradecimiento de millones de esas almas y en el ideal de los revolucionarios que, en cualquier parte del mundo, siguen sus huellas.

 

Susana Guerrero Fuentes
Author: Susana Guerrero Fuentes
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Licenciada en periodismo. Siempre es un buen momento para contar historias

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