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Errores

Puede que se me vayan comas, repeticiones de palabras en un mismo párrafo, una s demás, un gerundio mal empleado, un estructura gramatical desordenada. No, no me justifico. Eso puede pasar, por el diarismo, el descuido y… otros cuentos o escudos que podemos enumar.
 
El periodista, dice la gente y los “encumbrados”, no se equivoca, sabe de todo, habla de todo, escribe de todo. Sí, porque nos ponen ese reto frente al público, y lo asumimos, con la frente alta, que no haya duda.


 Pero la vida, les recuerdo, está llena de errores e imperfecciones. Ahora usted no vaya a pensar que escribir con faltas de ortografías esté bien, que el error no se convierta en horror, aclaro.

Seguro alguna vez se ha equivocado en un examen, ha tomado malas decisiones, ha dicho palabras fuera de lugar, ha caminado por el rumbo equivocado. Hay quien, en el amor, comete muchos errores, y prefiere olvidar, omitir. Pero a veces, por mucho que uno quiera, salen y te marcan de por vida, se tatúan en letra mayúscula y lo arrastras. Entonces debes ser capaz de enfrentarlos, superarlos y corregirlos, por muy difícil que sea.

Cine 1
 
Reconozco que en ocasiones todos cometemos errores innecesarios, bobos, podemos decirle, y eso no puede ni debe suceder, cuando alguien te alarma y brinda las coordenadas por dónde debes desplazarte. Nos volvemos traviesos y egoístas, e ignoramos a los experimentados que nos dan consejos. Ya lo dice el dicho, no dejes camino por tomar vereda. Gente, escuche al abuelo. Más sabe el diablo por viejo…

Cine2
 
A nadie le gusta equivocarse, claro está. Viene un examen de Matemáticas, y la operación no cuadra, la variable no se puede despejar, no resuelves el problema. Sales consciente de que algo estaba mal, sin embargo no encuentras el error. Y eso, hasta te frustra, cuando madrugadas antes te lo habías aprendido, pero ese día los nervios “pincharon” fuerte y como suele decir el alumnado: “Me bloqueé”.

Y esto no queda en una prueba estudiantil que uno prefiere revalorizar. Demasiado fácil sería todo. En la vida enfrentamos a diario descuidos, irresponsabilidades, mediocridades, excesos, que dan lugar a errores comunes y cotidianos, algunos insignificantes; otros, trascendentes, letales e imperdonables.

Cine3
 
Hay cosas que uno no puede evitar, hay palabras que uno no puede adornar. Si te equivocaste, asúmelo con dignidad. Sé capaz de corregirlo, si tienes la oportunidad, de lo contrario, no recaigas en el mismo percance una y otra vez, no tropieces con la misma piedra, por muy pequeña que sea.

Nosotros, en el periodismo, estamos expuestos. Nuestro público no se merece, por respeto al oficio y a ellos, que caigamos en graves errores, ya sea de contenido u ortográfico. Puede pasar, pero debemos evitarlo siempre. Y esto, insisto, no tiene que ver en lo absoluto con el criterio agudo y verdadero de cada periodista, siempre y cuando lo defienda con argumentos bien fudamentados y certeros, pues bienvenido será.

Una fecha desubicada, una coma fuera de lugar, un gesto innecesario, una palabra tonta, una mirada insoportable, una frase mal escuchada, pueden provocar atrocidades, guerras personales y hasta muertes. Si tienes dudas, pregunte, escuche (o googléelo), estudie más, confíe más. Errores hay por todas partes, en todo oficio. Reglas y excepciones que debemos dominar. Sin más “gazapos”, sea cuidadoso, exhaustivo, consciente y responsable con sus actos.

Te critiquirán, de igual manera, por la cuestión subjetiva o filosófica del asunto, de ser o no ser, de tener o no tener la razón. Sabrá usted defenderse, ha respetado el margen y la sangría, lo ha dicho bien, la ha escrito bien. A fin de cuentas, decimos los imperfectos una frase cliché pero verdadera, de los errores se aprende.
Jorge Suñol Robles
Author: Jorge Suñol Robles
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Periodista, hasta cuando duermo. Escribo porque las palabras pueden construir caminos y describir realidades, pueden cambiar el mundo. Melómano excesivo. Cubano, de pies a cabeza.

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