La hermosa perla de nuestro Oriente

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Tiene Gibara el encanto de los pueblos de mar. A su paisaje natural se suma su arquitectura colonial bien conservada con techos de tejas rojas.

Ella enamora, seduce, se deja fotografiar como una quinceañera. Luce genial en cada una de sus poses.

Hasta convenció con su belleza al cineasta Humberto Solás de designarla como sede del Festival de Cine Pobre.

Gracias a este pueblo los holguineros tenemos frases célebres como "Tiene más curvas que la carretera de Gibara", para indicar que algo que debe ser recto está muy torcido.

Su gente tiene una idiosincrasia muy peculiar. Adoran su terruño y pertenecer a él. Cuando en algunas ciudades de Cuba, a inicios del siglo XX, los cubanos hacían estatuas a sus próceres de las guerras de independencia, los gibareños, a falta de un héroe nacido en sus predios, develaron la Estatua de la Libertad.

¡Ah!, y la tarja, debajo, dice algo como: Gibara tiene Estatua de la Libertad, porque se la merece.

Varios epítetos acompañan el nombre de Gibara como La Villa Blanca, la Villa de los Cangrejos y el que da título a este fotorreportaje que es uno de los versos del Himno de este pueblo.