Más allá de la unísona ovación

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En su retorno a casa, luego de concluir la intensa jornada de pesquisaje y otras labores inherentes a su desempeño dentro de la Federación Estudiantil universitaria, Omarito fue sorprendido con el torrente de aplausos que cada noche sucede en las comunidades de toda Cuba en reconocimiento a los hombres y mujeres de las batas blancas que se baten en la batalla contra la COVID-19.

El joven, estudiante de quinto año de la carrera de Medicina de la Universidad de Ciencias Médicas Mariana Grajales de la nororiental provincia de Holguín, confesó en su perfil de Facebook el inmenso orgullo experimentado cuando una de las vecinas lo señaló como uno de los héroes de este tiempo de dura pelea para contener la pandemia.

Quizá sintió muy grande la talla de tal calificativo para sus modestos aportes. En su post reflejó entonces el gran respeto a la profesión que escogió y el reconocimiento temprano que todo un pueblo les hace también a ellos, los pinos nuevos de la Medicina cubana, que desde su etapa de formación se vinculan a diversas tareas, una práctica en nuestras universidades que permite forjar compromiso, amor y sentido de pertenencia, así como enriquecer conocimientos y preparación para enfrentar cualquier evento, siempre con el humanismo y la solidaridad como estandartes en todo lo que se haga.

Conmovido ante este acto, que cada noche estalla justo a la hora del cañonazo, el futuro galeno transmitió la inmensa responsabilidad que ello entraña para los de su generación y las que vendrán detrás, pues es el resultado de lo que con tanto sacrificio y consagración han conquistado los miles de médicos cubanos que, a lo largo de los más de 60 años de la Revolución cubana, han puesto en alto el prestigio del sistema de salud de esta Isla en diversos escenarios internacionales.

Ante la situación actual, talento y dedicación de cientos de especialistas de dicho sistema están presentes. Tanto los que están en las diversas naciones prestando su ayuda desinteresada, como los que aquí se desvelan para erradicar la nueva enfermedad, tienen en cada una de estas ovaciones el eterno reconocimiento y mucho lo agradecen.

Sin embargo, hay otras maneras de honrar esas horas de desvelo y el quehacer de todo el personal médico y paramédico más allá de una unísona ovación que no deja de estremecer las más profundas fibras, y es la consideración que todos tenemos que manifestar desde la autorresponsabilidad y el autocuidado.

Lo recalcan en sus intervenciones Miguel Díaz-Canel Bermúdez, presidente de la República de Cuba, y el Doctor Francisco Durán, director de Epidemiología en el país, devenido ya en un miembro más de la familia cubana, quien a diario aconseja que permanezcamos en casa y seamos prudentes.

La semana que transcurre y las próximas dos que se avecinan son decisivas. De nuestro comportamiento y disciplina para cumplir estrictamente lo orientado, sobre todo, el tan mencionado aislamiento social, se obtendrán los mejores resultados.

Se requiere de mucha inteligencia y tacto administrativo en los territorios para evitar las aglomeraciones causadas tras la búsqueda de insumos y alimentos vitales, pero también de mucho apoyo por parte de los ciudadanos que todavía no logran ver el riesgo al que se exponen al obviar el peligro de esta fácilmente transmisible y letal enfermedad.

Apoyemos más a nuestros médicos, estudiantes y personal de Salud. Aplaudamos su entrega, pero tratemos de evitarles las ojeras y el agotamiento. Agradezcamos cada uno de sus sacrificios titánicos con nuestra propia lucha para evitar el contagio con el nuevo coronavirus.
 
Solo así podremos llegar a la meta lo antes posible.
 

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Comentarios  

# omar estevez morales 20-04-2020 16:19
Gracias me has dejado sin palabras y con las lagrimas afuera, solo digo algo más es la historia de mis estudiantes y profesionales de la salud, es la historia de Guillermo Olivieri. #QuédateEnCasa
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