Evocación de abril
- Por Yani Martínez Peña
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Abril no es un mes cualquiera para los cubanos. Trae consigo un aire especial que se respira distinto, como si el clima tropical se aliara con la historia para recordarnos no vivir solo el presente, sino también volver a la memoria, y mirar al porvenir. Abril es tiempo de evocación, de recuento y de nuevos comienzos. Es, más allá del calendario, un símbolo.
Desde la perspectiva de la historia nacional, abril marca hitos que han definido la identidad del país. Resulta imposible hablar de este mes sin mencionar la victoria de Playa Girón, en 1961, cuando el pueblo cubano defendió su soberanía frente a la invasión extranjera. Aquella fue una jornada breve en lo cronológico, pero extensa en repercusión. Girón sigue siendo un emblema de resistencia, de unidad y de la capacidad de nuestro pueblo para decidir su destino. En cada abril, ese espíritu se renueva.
Pero más allá de la historia y la épica, abril guarda una poesía que también nos define. En la naturaleza, la primavera se asoma, y aunque en nuestro clima caribeño las estaciones no tengan fronteras tan marcadas, en este mes algo cambia. Las lluvias se hacen más frecuentes y los campos se llenan de ese verdor que anuncia siembra, esperanza y vida. Abril es también un mes campesino, de arado, semilla puesta en surco y manos curtidas que trabajan con fe.
Este mes nos encuentra, además, justo al cierre del primer trimestre del año. Es un punto natural para hacer pausa, mirar atrás y evaluar el camino recorrido. ¿Qué hicimos bien en estos primeros meses? ¿Qué nos falta por hacer? ¿Qué debemos mejorar? En el ámbito personal, institucional o social, se ofrece como una suerte de espejo que nos invita a repensar estrategias, corregir el rumbo y ajustar las metas. Es un mes que llama a la conciencia crítica y la autovaloración sin complacencia.
Para muchos cubanos, especialmente en contextos comunitarios o empresariales emergentes, abril puede convertirse en el mes ideal para iniciar proyectos. La energía de lo nuevo se suma al clima favorable, a la voluntad de cambio y al ánimo de crecer. Es tiempo de abrir puertas, de tender puentes, de buscar alianzas que potencien ideas y sueños. En los barrios, en las cooperativas, en los pequeños negocios, se respira ese ímpetu que mezcla necesidad y creatividad, empuje y resistencia.
Por si fuera poco, abril también tiene un lugar importante en la cultura nacional. Muchas instituciones educativas y culturales celebran efemérides, organizan festivales, exposiciones, eventos que reafirman lo cubano desde el arte, la palabra y la tradición. Es un mes fértil para la memoria colectiva, para la reafirmación de valores y para el ejercicio del pensamiento crítico. En ese sentido, abril no solo nos recuerda lo que fuimos, sino lo que podemos ser si nos lo proponemos.
Favorecido por la ya tradicional "Semana de la Victoria", familias, amigos, colectivos de trabajo, se reúnen o cambian de rutina con mayor facilidad. Se celebra, se conversa, se construyen afectos. Es un tiempo propicio para los vínculos humanos, para la empatía, para el diálogo sincero. En medio de los días extremadamente complejos que vive el país, abril puede ser un oasis, un respiro, una oportunidad para reencontrarnos desde lo esencial.
La evocación de abril, entonces, no es solo una mirada nostálgica al pasado ni una celebración meramente política. Es un acto profundamente presente y activo. Es mirar la historia para inspirarnos en ella y proyectarnos hacia el futuro con más claridad y propósito. Es encontrar, en medio del camino del año, una estación para la reflexión y la acción, para la siembra y la cosecha futura.
Este, como tantos otros abriles, llegó cargado de desafíos. La economía nacional sigue atravesando momentos complejos, la migración marca a muchas familias, y los jóvenes buscan su lugar en un mundo cambiante. Pero los holguineros nos hemos empeñado en convertir este en otro abril histórico: el lanzamiento de la campaña Con Honor Holguinero, la convocatoria a la Feria de Empresarios por desarrollarse la semana venidera, la Conferencia Científica Internacional de la Universidad de Holguín, entre otros relevantes eventos así lo confirman.
Tal vez sea justo en este mes donde podamos aferrarnos a lo mejor de nuestra identidad para seguir adelante. Porque si algo ha demostrado la historia cubana es que, en los momentos más duros, siempre ha habido una primavera posible.
Por eso, abril también es metáfora. Es ese instante en que, pese a las incertidumbres, elegimos seguir. Sembramos una idea, levantamos una iniciativa, acompañamos un proyecto, confiamos en una persona, apostamos por un sueño. Que no falten las ganas de hacer, que no se apague el compromiso, que no nos venza la desesperanza. Porque abril está aquí, una vez más, como un llamado.