Faros de la primera infancia
- Por Yanela Ruiz González
- Hits: 773
Que en cada aniversario de la creación de los círculos infantiles (CI) se enaltezca la visionaria idea del Comandante en Jefe Fidel y la perseverancia de Vilma Espín Guillois no es cumplido, sino el agradecimiento eterno por materializar una de las obras sociales más nobles de la Revolución cubana, convertida al paso de los años en faros de la educación de la Primera Infancia.
Cuando Vilma planteó a Fidel el pedido de las mujeres de crear una organización que las representara y defendiera sus derechos de incorporarse a la vida socioproductiva, estudiar y ocupar un puesto de trabajo como cualquier hombre, él aplaudió la idea. Precisamente, uno de los propósitos de la naciente Revolución era dar a las féminas un lugar en la sociedad y que aportaran también a su desarrollo. Pero, ¿quién cuidaría de sus hijos?
El 10 de abril de 1961, pocos días antes de perpetrarse la invasión enemiga por Playa Girón, se inauguraron los tres primeros círculos infantiles en la capital cubana, espacios que surgieron primeramente para brindar cuidados domésticos a los infantes y con el paso del tiempo, incorporaron programas educativos.
Vilma, con la ayuda de muchas otras mujeres, impulsó un movimiento para concretar esta iniciativa en todo el país. Comenzó a gestarse la construcción o remodelación de locales que sirvieran para el cuidado de los niños y las niñas y así seguir favoreciendo la integración de las mujeres en la sociedad.
En ese contexto de incorporación masiva al trabajo, las demandas para optar por una plaza en estas instituciones fueron cada vez más crecientes. Fue necesario también incrementar la formación de personal especializado.
En la provincia holguinera surgió la Escuela Formadora de Educadoras para Círculos Infantiles, lo que se conocía como la EFECI, hoy convertida en el centro mixto Lucía Íñiguez Landín. Muchas de las que educan a nuestros hijos se graduaron en esta institución.
Ello permitió que los círculos tuvieran una evolución no solo en la organización de su horario de vida, sino también en las actividades pedagógicas. Fueron modificándose con el fin de ofrecer a los infantes una educación de calidad en edades tempranas, que les permitiera alcanzar el máximo desarrollo integral posible en un ambiente seguro y estimulante para el aprendizaje y la socialización.
No es mera casualidad que nuestros pequeños logren expresiones y avances en su desarrollo, asombrosos para su corta edad. Quienes tienen la experiencia de haber transitado por estas instituciones saben lo mucho que les aportan en su desenvolvimiento personal, en la interacción con otros y con el medio, hasta en la atención adecuada a alguna necesidad educativa o de su propio desarrollo físico, que en casa no logramos identificar sin la especialización necesaria.
En ese constante progreso a lo largo de sus 64 años de existencia, los CI han experimentado metodologías más modernas y ampliado su currículo. Con el Tercer Perfeccionamiento educativo llegaron también nuevos métodos para conducir y desarrollar los procesos y las actividades a través de proyectos educativos, que potencian el aspecto cognitivo pero también el socioemocional.
La introducción de nuevas tecnologías en sus procesos es un ejemplo de la modernización de la pedagogía atemperada a los nuevos tiempos, para fomentar el aprendizaje activo y la participación de los niños. Muchos recordarán el programa Amigo de Informática, un modo fascinante de explorar, jugar y aprender de manera integral en esas edades.
En los últimos años, en atención a la dinámica demográfica del país, nuevas resoluciones se han dictado para beneficiar aún más a las familias. Por eso el surgimiento de los círculos ya no solo representa un avance significativo en la protección de los derechos de las infancias y la garantía de la incorporación plena de la mujer a la vida laboral, sino también en favorecer el crecimiento de la natalidad y con ello de la población.
Actualmente, en la provincia existen 65 círculos infantiles con una matrícula de más de nueve mil infantes, que pueden llegar hasta más de 10 mil por su capacidad. Para complementar su oferta se han creado 24 casitas infantiles, que responden a la demanda de madres trabajadoras de diferentes organizaciones y otras en situación de vulnerabilidad, una solución flexible y accesible para el cuidado infantil.
Hoy son disímiles los retos que afrontan los CI, para nada ajenos de las complejidades que atraviesa el país. Igualmente se ven afectados por los efectos del bloqueo y las carencias materiales y de recursos de todo tipo, que atentan en la mejora de la alimentación y en la disponibilidad de una cobertura docente completa y lo más idónea posible, lo que implica esfuerzos extraordinarios en todas las instancias que velan por su funcionamiento y la búsqueda de alternativas para mitigar el impacto de esas situaciones.
Mientras tanto, sigamos apostando por estos centros en los que la ternura, empatía, el amor y el vínculo con la familia pueden contribuir a sobreponerse a las dificultades y honrar en la cotidianidad de su trabajo el empeño de Vilma y Fidel por propiciar condiciones para darle el merecido lugar a las mujeres y hacer de la infancia una etapa feliz en la vida de los que son “la esperanza del mundo”.