Nuestra gloria pertenece a la Historia
- Por Rodobaldo Martínez Pérez
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Los principios de libertad plena y soberanía nacional distinguen, en todas las etapas, a la Historia de Cuba y explica por qué “morir por la Patria es vivir.”
Hoy, en esta decisiva batalla de ideas, cuando el águila odiadora arremete con toda su maldad, hay que interpretar conscientemente el papel decisivo de la historia en el desarrollo económico, social, patriótico, ideológico e internacionalista de los cubanos, concepciones que requieren traducirse en acciones cotidianas para solidificar la unidad.
Como asignatura, necesita estar en el pedestal mayor del sistema de Educación Nacional y no evaluarse con fríos números, sino en la conciencia de cómo actuar para defender siempre, y en cualquier circunstancia, a la Patria para su absoluta libertad.
Todos los responsables de enseñar e interpretar objetivamente la historia, y no solamente son los profesores, deben contribuir a hacer reflexionar, a las actuales y futuras generaciones, sobre el papel dimensional y en correspondencia con los acontecimientos que marcan la tradición y la cultura de la nación.
Actualmente, no es posible pensar como país sin conocer profundamente, con orgullo, amor y dignidad el legado de nuestros mártires y héroes, en especial José Martí y Fidel, figuras centrales y más luminosas de la Patria, que significa entender los desafíos presentes y futuros para asumirlos como algo nuestro, que nos concierne en lo más íntimo de cada cubano.
Hay que fomentar la correcta interpretación de la historia desde las familias, organizaciones, centros laborales, medios de difusión… sobre por qué nos define la lucha perpetua contra la opresión extranjera, una preocupación permanente por el porvenir del proceso político - ideológico, así como lograr que el presente posibilite un próspero futuro, con “…cambiar todo lo que tiene que ser cambiado”, para la transformación del país.
Es fomentar una actitud proactiva ante los magnos desafíos de hoy, con estímulo a la autocrítica, crítica constructiva, cuestionamiento constante, diálogo permanente hasta lograr una erudición del pensar históricamente, viable para la solución de problemas desde la sapiencia acumulada.
En tal sentido, es trascendental el establecimiento científico de las relaciones causas-efectos entre los fenómenos de hoy con los de ayer, que dignifique el desempeño de la historia como generadora de ciudadanía, valores, herramienta de acción social para el ejercicio de los deberes y derechos en la construcción del presente como solidez de continuidad.
Es asimilar la realidad histórica argumentando sus puntos de vistas, desde el respeto a los demás en función de la construcción de los procesos históricos-culturales.
En consecuencia, es lograr acciones generadoras de una voluntad colectiva, así como de una espiritualidad emancipadora, las que implican no solo la conciencia de posesión de poder, sino, además, la capacidad para utilizarlo bien, de acuerdo con su misión histórica de avanzar en el campo de la política, construcción continua de hegemonía y, en consecuencia, trascender progresivamente a cuotas superiores de soberanía nacional y humana.
Nos urge la formación, cada vez con más solidez, de ciudadanos cultos, reflexivos, patriotas, respetuosos de la identidad, los símbolos, valores, cubanía, laboriosos, honestos, comprometidos y participativos en el proceso de la construcción del socialismo, capaces de pertrecharse del estudio consciente del marxismo, de los conceptos revolucionarios, el valioso legado de Martí y Fidel para lograr el convencimiento sobre la importancia de defender nuestras ideas, acciones y por qué es decisiva la trinchera ideológica de ideas.
Es lograr una construcción política del ineludible debate entre aspiraciones y realidades, demandas presentes y situación real, entre decisiones complejas y problemas cotidianos del pueblo para, desde la unidad “empujar el curso de la historia en el sentido que le marcan aquellas matrices ideológicas y doctrinales en pensar lo inmediato, cualquiera que sea la fuerza que porte, para hacerlo en conexión con el futuro cercano y lejano presente en el horizonte del ideal…”, como explica Fidel
Pero al mismo tiempo hay que sustentar un permanente y dialéctico reflexionar sobre la realidad nacional e internacional que contribuya a la mejor interpretación para explicarlas y comprenderlas, así como para orientar la práctica, sin jamás acostumbrarse al problema ni a lo mal hecho, por mínimo que sea.
Fidel reafirma sus convicciones sobre la significación de la historia en la contribución decisiva a la consecución de los objetivos urgentes de la Revolución.
En camino hacia La Habana en la victoriosa Caravana de la Libertad, al llegar a Santa Clara, el 6 de enero de 1959 sentencia: “La gloria de los revolucionarios, de todos los que han combatido, pertenece al pueblo y pertenece a la historia. ¡Los muertos que han caído, cualquiera que haya sido su brazalete, pertenecen a la patria y pertenecen a la historia, no pertenecen a nadie! ¡Los sacrificios que se han hecho pertenecen a la patria y pertenecen a la historia!".