Exceso de empatía
- Por Hilda Pupo Salazar
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Las personas tienen diferentes capacidades para concebir los estados mentales y anímicos de los demás, lo que se conoce como empatía.
Hablamos de la capacidad de reconocer, entender y hasta concebir lo que los otros sienten, hasta, incluso, poder percibir el sufrimiento ajeno, pero mantener tu jerarquía, sin dejar de ser tú.
Cuando los niveles ascienden a hiperempatía las complicaciones llegan, por el ascenso a una alta sensibilidad emocional, al asimilar los problemas de los demás como si fueran absolutamente tuyos y te olvidas de ti.
Así entras, peligrosamente, en una reactividad empática que te origina un exceso apasionado al apropiarte de las emociones ajenas, con su descomunal peso, al no poder desvincularte de esa realidad y anula tu importancia psicológica.
Se apodera de ti un efecto de creerte responsable de aliviar el dolor de ajenos, pero no te percatas que esas personas no te solicitaron ayuda y casi siempre el efecto es todo lo contrario, con rechazo incómodos e incluso hasta sentirse menos entendidos.
Según los especialistas consultados, la Psicología registra dos tipos de empatía: La cognitiva, que es nuestra capacidad para comprender los estados mentales y psicológicos de quienes nos rodean, mientras la afectiva con una mayor capacidad para sentir y experimentar las emociones ajenas, y permanecer más compasivo.
Controlar el exceso de empatía implica aprender a equilibrar tu capacidad congénita, para sintonizar con las emociones de los demás y así te ayuda a proteger, al mismo tiempo, tu propio bienestar emocional.
Para ello requieres establecer límites saludables en tus relaciones, ejercer el autocuidado, meditación, respiración profunda, hasta dominar como poder centrarte y desconectarte de las conmociones angustiosas y llegar a dominar cuales son las tuyas, saber la importancia de aprovechar el presente hasta lograr observar tus pensamientos y emociones sin juzgarlos.
Esto puede ser particularmente útil para no quedar atrapado en las alteraciones de los demás, al igual que practicar la Resiliencia Emocional, para lograr una actitud positiva y la confianza en tu capacidad para manejar situaciones difíciles.
Reflexionemos con: Ann Everestt, poetisa canadiense: “El problema del exceso de empatía es que, mientras nosotros podemos entender las luchas ajenas, los demás son incapaces de entender las nuestras. Y entonces uno es la hoguera donde nadie más coloca leña, pero se acercan a calentar las manos.” Carl Rogers, psicólogo estadounidense: “La máxima expresión de la empatía se encuentra en el aceptar sin juzgar” y Alfred Adler, psiquiatra austriaco: “Mira con los ojos de otro, escucha con las orejas de otro y siente con el corazón de otro”.