Cachorros amordazados ¿y el futuro?
- Por Calixto González Betancourt
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Muy pocos momentos de satisfacción tuvo el equipo de Holguín en LXIII Serie Nacional de Béisbol, a la que llegó con una significativa renovación, aunque su desempeño en un gran por ciento descansó en jugadores ya en desarrollo y experimentados.
En un comentario al iniciarse la Serie, situamos a los Cachorrros entre los cuatro planteles más modestos, por eso más allá de su decimocuarto lugar (26 victorias y 49 derrotas ), lo que debe analizarse y puede ser cuestionable es el pobre aporte de los principales renglones colectivos del juego y el bajo rendimiento individual de varios peloteros, de quienes se esperaba mayor contribución.
Con ese criterio no estoy desligando posición alcanzada con el comportamiento sobre el terreno, pero más resalta y preocupa el desempeño cualitativo en sectores colectivos y en individualidades.
El bateo siempre fue limitado en número y productividad. Entre 16 concursantes, este conjunto quedó penúltimo en los principales índices ofensivos: average (266), carreras anotadas (337), hits conectados (644). OBP (357), jonrones (29) y carreras impulsadas (295).Tuvo en posición anotadora a mil 136 corredores y de ellos fueron impulsados solo 239.
El pitcheo osciló entre mal e inestable; decimocuarto en promedio de carreras limpias permitidas (5.93) y whip (1.77); le batearon para 310 (decimosegundo).La defensa, lo mejor del equipo, 74 errores en 2773 lances para 973 de average, un segundo lugar compartido, con méritos, por ejemplos, en la receptoría, la antesala y el campo corto.
En el bateo no se cumplieron las espectativas con el destacado cátcher defensivo Nelson Batista (average 237, dos jonrones y 31 carreras impulsadas), jardinero Edward Magaña (248-1-21), antesalista y guardabosque Ernesto Torres (220-1-19 ) inicialista y jardinero Luis Miguel Santiesteban (248-4-19) y el paracorto Luis Raúl Domínguez (135-0-3 ).
Muy bien a la defensa, pero limitados con el bate el torpedero Adriel Hechavarría (260-1-21) y el tercera base Richard Oliva (223-0-20).
El retornado jardinero Yasiel González (237-6-18) al parecer no tuvo tiempo de adquirir la forma que su calidad le permite, pero de mantenerse con el elenco, puede ser bastión para próximas campañas.
Dos jóvenes que regresaron, Juan Cristhian Onofre (303-3-15), 21 bases robadas (récord para un novato en el equipo) y Adrían Agüero (258-0-15), mostraron condiciones para dar más a este plantel, si ellos se lo proponen y los técnicos hacen su trabajo. Para el futuro llamó positivamente la atención el novel (segunda base y torpedero) Yordan Manduley Leyva (en 54 veces al bate, 21 hits, 412 de average y 10 carreras remolcadas).
El “peso”ofensivo, como se sabía, recayó en los veteranos Yordan Manduley, segunda y torpedero (340 average, cinco cuadrangulares y 40 impulsadas) y Edilse Silva, designado, inicialista y jardinero (347-6-51).
El principal lanzador del seleccionado, Wilson Paredes (cuatro ganados y nueve perdidos, 1,68 de whip y 5.94 promedio de carreras limpias) estuvo lejos de su calidad y de lo que necesitaba de él su plantel); con muchos altibajos otros monticulistas de cabecera: Luis Santos Cáser (3-3; 1.58 de whit y 4.73 p/clp; salvó dos partidos), Yurisleydis Estévez (4-6, 1,81 y 5.83), Jesús Enrique Pérez (4-6. 1.47 y 4.70 ) y Ramiro Rodríguez (3-6; 1,52 y 5.12).
Tampoco bien Dayrian Batista (0-3, 2-20 y 6.75), Juan Luis Matos (0-0,1.88 y 8.44), los retornados Norge Luis Cobas (0-2, 2.82 y 11.88) y José Miguel Rodríguez (0-0, 2.33 y 6.00). Insistieron con los novatos Yadir Bornot (0-5, 2.21 y 9.15) y Jose M.
Rivas (0-7, 1.90 y 6.11), pero no dieron la talla
Como cerrador José Antonio Sánchez (3-2, 1.56 y 1,82; nueve salvados) cumplió su cometido y sobresalió el novato Juan Quintan (5-0, 1.57 y 4.76). Otros bateadores y monticulistas tuvieron menos actuaciones.
En un equipo de béisbol cuando el bajo rendimiento abarca a la mayor parte de los jugadores en acción e incluye a varios con potencial para más, las miradas van para el entrenamiento previo, por tal sentencia pienso que los especialistas, entrenadores y funcionarios deberían profundizar en ese aspecto, para extraer lecciones y determinar que debe cambiarse.
El panorama visto en el conjunto holguinero no dio margen necesario para maniobrar mejor a la dirección del equipo, encabezada por el joven mentor Lugdis Pineda, pero, como siempre decimos, el manager es el responsable.
Debe mirar al plantel por dentro para solucionar lo que corresponda. Resultó un examen aleccionador para Pineda, quien debe seguir con las riendas, pero estimo necesario fortalecer su cuerpo de mando.
No coincido con los extremos de los que dicen que es un equipo totalmente de futuro o expresan que no hay futuro. Como hemos analizado, hay algunos jugadores con posibilidades de avanzar, más otros jòvenes que no tuvieron meritoria campaña, pero en desarrollo y con sus esfuerzos propios y adecuada ayuda técnica podrían aportar en la venidera campaña.
Debería someterse a una autoevaluación integral la renovación realizada, para detectar hasta dónde fue correcta, como parte de la estrategia del desarollo del bèisbol en la provincia. Sigue el béisbol holguinero debiendo a su pueblo, a la provincia y paìs. Sin un positivo trabajo integral en esta disciplina, en lo técnico y participación, no podemos aspirar que surjan mayor número de peloteros de calidad y lograr un equipo con superiores y estables resultados sin obviar el “fenómeno” de la emigración, incluso desde edades tempranas.
Por supuesto, no puede irse de inmediato desde las profundidades a la cima, pero cada escalón que se ascienda debe tener fortaleza.
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