La influencia del grupo
- Por Hilda Pupo Salazar
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Entre los tantos desafíos de la adolescencia uno primordial es la formación de la identidad tanto personal como colectiva.
Si la familia, escuela, sociedad no educan correctamente ponen en peligro el futuro, al no concebir la ética, valores y principios.
Desde el nacimiento en las diferentes etapas naturales para el desarrollo, la pubertad es el importante tránsito de la niñez a la adultez un periodo de crecimiento mental y espiritual.
En la adolescencia se experimentan diversas vivencias, hasta pretenden escalar el mundo de un solo brinco, de ahí la importancia de influir en los senderos para la búsqueda y construcción de la identidad de cada uno (a), al concretar quién ser y cómo ser.
La identidad es el conjunto de rasgos o características propias que te distinguen y te hacen único(a), tanto a nivel individual como colectivo. Ese conjunto de rasgos está influido por las experiencias propias, de quienes te rodean, así como las circunstancias y situaciones que prevalecen en tu entorno.
Con un papel decisivo de las personas más cercanas, de grupos sociales del entorno, deportivo, cultural, redes sociales entre otros, como referencia a aspectos que recibes directa o indirectamente, además de las relaciones especiales desde la manera en que percibes tu apariencia física, autoconcepto y autoestima, mientras las temporales destacan las aspiraciones y metas soñadas.
Al fraguarse la identidad colectiva facilita el comportamiento en el grupo, a favor de la personalidad de cada uno(a) con los intereses colectivos, desde un desempeño significativo al alcanzar que las ideas, intereses y objetivos se aglutinan y coincidan con el colectivo.
Los integrantes desde un consenso mantienen una relación recíproca y continua, asumen compromisos, comparten valores, efectúan objetivos, realizan tareas en común, y generan una interdependencia.
Estos grupos tienen características como: identificación, roles, estructura, interacción, normas y valores, propósitos e intereses, de acuerdo con las razones por las que se unen para compartir en común. Pueden ser primarios, secundarios, de referencia, de pertenencia, formales e informales.
También hay identificación entre amigos, compañeros de estudio o trabajo, artistas, deportistas, comunitarios, étnicos, regionales, creencias religiosas.
Todos inciden, en mayor o menor medida, en la identidad que se construye a lo largo de la vida, de acuerdo con la interacción entre las personas y los vínculos que crean.
Podemos reflexionar sobre estos fines grupales con Herbert Marcuse, filósofo y sociólogo germano-estadounidense: “El entretenimiento y el aprendizaje no se oponen. El entretenimiento puede ser el modo más efectivo de aprender”.
Paulo Reglus Neves Freire pedagogo, educador y filósofo brasileño: “Cuanto más crítico es un grupo humano, tanto más democrático y permeable es”. Pierre Bourdieu, sociólogo francés: “Mientras hay lucha hay historia, es decir, esperanza” y Karl Weber sociólogo, economista, jurista, historiador y politólogo alemán: “Toda experiencia histórica confirma la verdad de que el hombre no hubiera obtenido lo posible si no hubiera pugnado una y otra vez por alcanzar lo imposible”.