Cómo educar
- Por Hilda Pupo Salazar
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Cada vez es más importante para las relaciones sociales, laborales y familiares encontrar el equilibrio entre la firmeza y el respeto en las diversas conversaciones, con la mejor capacidad de escucha.
La comunicación asertiva permite expresar ideas y sentimientos de manera directa, honesta, con respeto y educación hacia los demás.
No hay por que ofender en situaciones de conflicto, ni herir, menospreciar los sentimientos, todos merecemos respeto, aún en los más complejos problemas.
Si necesitas decir lo que piensas hazlo adecuadamente, con equilibrio, en un estilo directo y con calma, que no aparezcan la cólera, incontrolable ansiedad, ni ofensas, ambigüedades y, a la vez, escuchándolos como desearías que te lo hicieran a ti.
Emplea un lenguaje sencillo y que dé la palabra en la diana, sin dar mil y un rodeos para ir derecho al motivo del análisis, ni frases imprecisas para evitar malentendidos.
Pero si la otra persona está excesivamente alterada, trata de ignorar el motivo de la discusión y, con astucia, aplazarlo hasta otro momento más adecuado, para evitar dañarse.
Hay que cultivar la mejor actitud para no dañar las relaciones humanas, desde tu condición como una buena persona, capaz de controlar la cultura emocional y poder transmitir, de forma positiva, tus razones sin descalificar, ni faltar al respeto.
El objetivo es eliminar los reproches y evitar los resoplidos, a fin de poder construir una relación más significativa y efectiva para con los demás.
Es muy recomendable para el comportamiento desde la decencia, mejores hábitos de convivencia y disciplina social cultivarlos desde la misma cuna con las técnicas de comunicación asertiva como la cualidad más sana que podemos elegir para educar.
Es no hacerles daño a nuestros hijos con contestaciones erradas, ni someterlos a tu voluntad, sino reflexionar, para elegir lo más conveniente en mutuo acuerdo.
Hay que permíteles que te digan "no" con valentía, honestidad y aprender a cuestionar determinada decisión correctamente, al transmitir de forma positiva las ideas de cada quien, con conversaciones respetuosas, que faciliten razonar para llegar a las conclusiones más adecuadas.
El objetivo es eliminar los reproches y evitar los enfrentamientos, a fin de poder construir una relación más significativa y positiva desde la ética y los valores.
Hay que educar con el ejemplo, premiarlos en sus mejores actitudes y fomentar prácticas, roles y escenarios que los instruyan, fomentar en la familia la empatía, confianza mutua para enfocar cualquier problema, flexibilidad en diálogos directos, tranquilos y equilibrados, sin enfados.
La familia y la escuela son decisivas para enseñar asertivamente y contribuir en lo que tanto insistió el Che: El hombre nuevo.
“El estilo de comunicación más saludable es la comunicación asertiva”, defiende Jim Rohn, empresario estadounidense; mientras Leonardo Da Vinci, filósofo florentino del Renacimiento italiano afirma: “Nada fortalece tanto la autoridad como el silencio”, y Voltaire, escritor francés, sentencia: “Si usted desea conversar conmigo, defina sus términos”.