Desde la conciencia: Participación popular
- Por Rodobaldo Martínez Pérez
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La democracia cubana requiere de la mayor participación popular, para estimular cada día el máximo sentimiento de amor por la Revolución, desde la conciencia de cada uno.
Lo dijo, desde el primer momento, el Che: “todo nuestro esfuerzo está destinado a invitar a pensar, a abordar el Marxismo con la seriedad que esta gigantesca doctrina merece…”
Y hoy es imperioso para Cuba tener al Marxismo como ciencia, no sólo para transformar la realidad, sino para poder percibir mejor los profundos y complejos procesos que en la práctica social humana tienen lugar en el país.
Fidel Castro Ruz le expuso a Ignacio Ramonet, al referirse a la construcción socialista en Cuba “… la teoría y la práctica del socialismo están por desarrollar y por escribir…”
Como siempre retador el Comandante para alerta el peligro para el ideal del socialismo de las categorías del capitalismo, que tienen lugar a escala global y sus crecientes impactos sobre la vida cotidiana de los seres humanos, en su expansión histórica.
De ahí lo imperioso de las ciencias sociales, no solo para reducir la especulación teórica, sino también la práctica improvisada.
Es de gran actualidad reflexionar en que la vida real determina la conciencia y como defiende el Che que la tarea de la construcción del socialismo en Cuba, “debe encararse huyendo del mecanicismo como de la peste. El mecanicismo no conduce, sino a toda una serie de males dentro de la organización revolucionaria…”
La conciencia es ser consciente y no es lo que determina la vida real, sino que es la vida real aquello que determina la conciencia, el ser de los hombres es su proceso real de la existencia.
Fidel defiende a ultranza la importancia de la fortaleza de la conciencia de cada cubano (na), para el éxito de la Revolución.
Marx afirma que el presupuesto de toda existencia humana y, por lo tanto, de toda la Historia: que los hombres han de poder vivir para poder hacer la Historia. Pero resulta primordial e indispensable para vivir poder beber, comer, alojarse, vestir y aun algunas cosas más.
Es su teoría de los fantasmas del cerebro humano como sublimaciones necesarias del proceso material de la vida de los hombres, el cual puede ser empíricamente constatado y reposa sobre bases materiales.
Nada puede avanzar más que la conciencia en una sociedad como la nuestra, para robustecer la moral revolucionaria.
En la formación de la conciencia hay que educar bien sobre los valores objetivos asimilándose como propios, percibiendo el bien y el mal como algo por hacerse o evitarse y constituye una responsabilidad absoluta de la práctica revolucionaria con todo su andamiaje formativo, político, social, cultural e ideológico.
Para ello es decisivo fortalecer la formación del Marxismo y no la enseñanza, porque nuestro único objetivo es entender, para transformar, porque es una teoría que solo se realiza, se completa, como práctica.
Como exhorta Miguel Díaz-Canel, primer secretario del Comité Central: “Que la enseñanza del marxismo y la historia sean parte natural de la vida cubana…”
Todos sabemos, porque Fidel lo dijo, “que el Gobierno Revolucionario existirá mientras sea expresión de la voluntad legítima de su pueblo…”
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