Por la salud de nuestras playas

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Fotos: Katherin Morán Barnet

Una de las opciones preferidas por las familias cubanas, en la etapa de verano, es viajar a las playas. Pocos se resisten al encanto de esos paradisíacos lugares, en los que confluyen paz y diversión, con una mágica armonía que garantiza el disfrute de grandes y chicos.

Los holguineros somos privilegiados en ese sentido. Contamos con un polo turístico, de referencia internacional, bañado por cristalinas aguas de mar para el deleite de sus múltiples visitantes.

En la etapa estival, la arena acoge una serie de “campamentos” improvisados que, durante jornadas completas, son refugio de disímiles pertenencias, porque los nacidos en la Isla no tenemos por costumbre ir a la playa con las manos vacías.

Además de los implementos propios del contexto, dígase toallas, bloqueador solar, pelotas y salvavidas que garanticen la protección de los más pequeños, no pocos llevan alimentos y bebidas, para combatir el hambre provocada por la dinámica veraniega y economizar, con el propósito de repetir la visita.

Sin embargo, esto puede traer consigo un aumento de los desechos esparcidos por las playas, como resultado de la inconsciencia de quienes solo piensan en su diversión momentánea, sin reflexionar en el daño que pueden provocar, a corto y largo plazo.

Latas de refresco, bolsas de nailon, pomos de plástico, botellas de cristal, entre otros, pueden verse en las últimas horas del día, cual rastro de diversión e irresponsabilidad. ¿Somos conscientes de lo perjudicial de estas acciones para el ecosistema?

Según confirman varios estudios, un pomo o botella de plástico puede tardar en descomponerse hasta 500 años, mientras que un hilo de pescar aproximadamente seis siglos. Por su parte, las colillas de cigarros, muy comunes en esta temporada, permanecen por un lapso de tiempo que puede extenderse hasta cinco años.

Las latas de refresco, cerveza u otras bebidas que, oportunamente, contribuyen a sobrellevar las altas temperaturas del verano, pueden demorar en desaparecer del mar alrededor de 200 años, en tanto que las bolsas de nailon extienden su presencia en las aguas durante más de 5 décadas.

Estos desechos causan graves daños a la biodiversidad marina, pues propician la asfixia, intoxicación y heridas, muchas veces mortales, en no pocas especies acuáticas, que ingieren o se ven atrapadas por alguno de esos elementos discordantes en su ecosistema.

Asimismo, materiales como el cristal, del cual están elaboradas las botellas que se vierten en la arena, pueden provocar lesiones a las personas que transitan por ella, o ser susceptibles a la curiosidad de los más pequeños, quienes no prevén los daños que les pueden ocasionar.

Es por ello que tomar conciencia es fundamental. Las playas, generalmente, cuentan con depósitos para la basura y, en muchos casos, están diseñados para los diferentes tipos de residuos, con el fin de fomentar la cultura del reciclaje.

Adquirir el hábito de verter los desechos en el lugar que les corresponde propiciará la protección del medio ambiente. Ser responsables no es antónimo de diversión, por el contrario, favorece el esparcimiento sano y enriquece nuestro actuar como seres humanos.

Velar por la salud de nuestras playas permitirá disfrutar de este verano con amor, y será garantía de su preservación para las futuras generaciones de cubanos.

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¡Vacaciones de verano!


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Comentarios  

# José Luis 30-07-2023 22:43
Quería comentar que es exelente el periodismo que están realizando.muy profesional,la estimación a cuidar el medio ambiente.
- se puede ver el trabajo preventivo .lo que a avanzado la provincia en materia de Etexa..me siento feliz por el trabajo que realizas.
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# Jorge FP 31-07-2023 17:59
Muchísimas gracias por sus palabras. Saludos.
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