Autoestima
- Por Hilda Pupo Salazar
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La autoestima influye en la toma de decisiones y es fundamental para el rendimiento en cualquiera de los campos de la existencia humana. No temerle al error y cultivar siempre un pensamiento positivo refuerza la felicidad contigo mismo, con orgullo de tus actos, sin importar encarar realidades, vencer contradicciones y obstáculos.
Es no tenerle miedo a la vida cuando despliegas tus decisiones, con la seguridad de sentirte aceptado por los demás, con la capacidad de adaptación a las circunstancias.
De ahí la importancia de conocernos cada vez más y admitirnos como somos en las complejidades de relacionarnos con el entorno social, académico, laboral, familiar y vecinal, desde la capacidad de tener las mejores relaciones y aprender todo lo que sea posible, sin sentir la necesidad de contentar, innecesariamente, a los demás.
Para eso es sustancial la estabilidad emocional, para que el “complejo” no te acompañe, sin albergar vergüenzas por cómo eres, cargarte de culpas, no sentirte capaz de hacer algo concreto, así como dudar, constantemente, de tu valía.
Debes ser cuidadoso, dialéctico y valorativo al enjuiciar sobre la manera de actuar ante situaciones, del conjunto de rasgos corporales, mentales y espirituales que configuran tu personalidad, para saber tu potencialidad al desafiar y tratar de moldear la cotidianidad, desde tus fuerzas, disposición, inteligencia y consagración.
Primordial es la mejor salud de la autoestima de cada quien y saber que se puede mejorar, cada vez más, desde la misma niñez, adolescencia, aunque puede lograrse a cualquier edad; si somos capaces de conocernos y si lo conseguimos será mucho mejor para todos.
Si en una persona la autoestima es alta entonces las relaciones son agradables, es participativa, colabora, responsable, facilita el trabajo, con buen rendimiento en las diversas materias, de lo contrario, son repetitivos los cambios de humor, desconfiada, reprime sus sentimientos, no es cooperativa y sin responsabilidad, niega o evade sus dificultades con constantes justificaciones y culpa a los demás por todo.
Es aconsejable el autoconocimiento que condiciona las expectativas, motivaciones a favor de la salud y del decisivo equilibrio psíquico, de mucha relevancia para la vida personal, profesional y social.
Según la Wikipedía la autoestima es el conjunto de percepciones, pensamientos, evaluaciones, sentimientos y tendencias de comportamientos dirigidos hacia uno mismo, la manera de ser, los rasgos del cuerpo, el carácter. Lo resumen como la evaluación perceptiva de nosotros mismos.
Desde niños construimos nuestra propia imagen, que se convierten en cánones a seguir e influyen en lo cognitivo, afectivo y conductual en cada persona.
Entonces, reflexionemos con Rodolfo R. Schüller, etnógrafo de origen austriaco: “Cuando aprendemos a conocernos, en verdad vivimos”. Albert Einstein, físico-matemático alemán, expresó: “Todo el mundo es un genio. Pero si juzgas a un pez por su habilidad de trepar árboles, pasará la vida pensando que es estúpido.” William Shakespeare, dramaturgo, poeta y actor inglés dijo: “La autoestima no es tan vil pecado como la desestimación de uno mismo.”
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