Violencia en los niños

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Ningún tipo de maltrato educa a los hijos, es necesaria mucha inteligencia, desde la cotidianidad, para la correcta formación del carácter de las niñas y niños, sin nocivas secuelas para el futuro.

Ni una “buena pela”, los constantes gritos, castigos educan, al contrario deterioran los vínculos entre padres e hijos y generan consecuencias negativas en el desarrollo socio-afectivo.

Muchas veces los papás relacionan disciplina con maltrato, en cualquiera de sus manifestaciones. Hay que saber poner normas y límites para la mejor formación, pero sin llegar a vilipendiar.

Hay quienes jamás le pegan a los niños, pero introducen agravios psicológicos que luego dañan el bienestar emocional, fundamentalmente la autoestima.

Estas clases de agravios comprenden poner en ridículo con ataques verbales, intimidar, insultar, rechazar, humillar, aislar, ignorar, desvalorizar y reprender, continuamente, al pequeño y, a veces, es aún más frecuente que la violencia física.

Pueden estas acciones que las “victimas” se sientan aisladas, temerosas y desconfiadas, con lamentables consecuencias psicológicas de por vida con dificultades educativas, depresión y problemas para formar y mantener relaciones.

La violencia puede ocurrir tanto en el hogar, otros familiares, en la comunidad, entre compañeros, cuidadores, hasta con personas desconocidas y se agrava con padres tóxicos totalmente negligentes, excesos de controles, abusivos, rasgos que, en ocasiones, quieren extenderlos a la adultez de sus hijos.

Además de la preparación de los progenitores, es recomendable relacionar a los niños con fuentes de información adecuadas, el correcto manejo de la Internet, estimularlos para que expresen, sin ambages, sus sentimientos, valores humanos, respeto a los mayores, a las leyes, normas, servicios públicos, que ayuden a sus compañeros y compartan con los demás, con la mejor educación y aptitudes para con la vida.

Los muchachos se portan mal, en determinadas situaciones, porque desean llamar la atención para lograr sus metas, quieren más atención, poder, venganzas, sienten celos o determinadas incapacidades que lo limitan para sus objetivos. Pretenden sentirse incluidos y lo expresan así.

Es importante identificar cual es la meta errada que ellos tienen, para evitar juzgarnos mal y poder perfeccionar el sistema familiar desde los mejores principios.

Hay que enseñar con amor para hacer muy felices a los hijos en familia.

"La violencia es una debilidad", dijo Jean Jaures, filósofo francés. “El buen juicio no necesita de la violencia, afirma el escritor ruso Leon Tolstoi, mientras el Papa Juan Pablo II asegura: "La violencia jamás resuelve los conflictos, ni siquiera disminuye sus consecuencias dramáticas" y Edward James Olmos, actor estadounidense define: “La educación es la vacuna contra la violencia".

Author: Hilda Pupo Salazar
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Periodista especializada en temas de educación y valores. Autora de las columnas Página 8 y Trincheras de ideas.

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