Cultivar la bondad

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Para poder amar a los demás, es esencial amarte a ti mismo, de ahí la importancia de ser una buena persona y potenciar la bondad.

Este sentimiento se cultiva, fundamentalmente, desde los primeros mil días del niño y hay mucho de voluntad luego en el desarrollo del ser humano, para labrar la sensibilidad en cualquier acto de la vida.

Todas las personas que se cruzan en nuestro camino pueden enseñarnos algo, de nosotros depende si queremos aprender.

En general, aspiramos a ser buenas personas y siempre realizar el bien en cualquier circunstancia. Es fundamental rodearnos de almas caritativas, empáticas, bondadosas, emprendedoras y optimistas, de las que no claudican hasta llegar a sus objetivos, por adverso que sea el camino.

A lo largo de la historia, grandes pensadores hablan de la importancia de ser buenas personas y de poner en práctica la bondad, con acciones y frases célebres para la enseñanza cotidiana que tanto las familias, la escuela y la misma sociedad deben aprovechar más.

La bondad en una persona no solo es dar, sino hacerlo de forma desinteresada, tanto bienes materiales, como irradiar amor, cortesía, respeto en las relaciones personales, para tratar a los demás como nos gustaría que lo hicieran para con nosotros.

Sin embargo, nunca debemos olvidarnos de nuestra propia persona, porque para poder servir desinteresadamente, para amar de una forma sana, lo primero que necesitamos hacer es querernos a nosotros mismos. Priorizarnos y respetarnos no es ser egoístas, al contrario, es fortalecer nuestro “yo” para los fuertes embates de la realidad de cada día.

¿Recuerdas lo que sentiste cuando te tendieron por primera vez la mano? ¿Cuando estuvieron a tu lado en los momentos que más lo necesitabas? ¿Cuando menos te lo esperas? Pues eso mismo es lo que experimentan las personas a las que ayudas y, a veces, pueden parecer insignificantes, pero son grandiosos para quienes los reciben.

En el sentimiento de asistir a los demás, la sensibilidad tiene otro significado: la propiedad de los seres vivos de manifestar atracción o rechazo ante todo tipo de estímulos. Esta acepción es la raíz de la categoría de pasión humana.

El humanismo, ternura o la empatía hacia los demás son expresiones asociadas a que alguien sea considerado sensible, al igual que la integridad, libertad y firmeza en decisiones, defensa de la igualdad entre todos, con la mayor justicia social, en absoluta imparcialidad, ni mentir jamás, con total flexibilidad y tolerancia.

Muchas veces la indiferencia y la frialdad hacen más daño que la aversión declarada, luchemos por ser buenas personas, sin importar nada más.
“Gran parte de la bondad consiste en querer ser bueno”, defendió el filósofo hispanorromano. Séneca; mientras el pensador chino, Confucio, dijo: “Cuando veas un hombre bueno, piensa en imitarlo; cuando veas uno malo, examina tu propio corazón”.

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Author: Hilda Pupo Salazar
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Periodista especializada en temas de educación y valores. Autora de las columnas Página 8 y Trincheras de ideas.

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