Maternar

  • Hits: 3439

Este domingo se celebra el Día de las Madres. Fotos: Alexis del Toro

 

4:42 am. Es la quinta vez que se despierta en la noche. Madrugada 60. No sabías que dormirías tan poco. Ni que tu bebé lloraría tanto y sin saber por qué. Dicen que son los cólicos. Es normal. Para cuando ya estés adaptada a sacar los gases con cuanta técnica indique el médico, la abuela o internet, vendrá nuevos retos.

Llegará la dentición, la ablactación, los primeros catarros…Llegará el día en que aprendes por las malas que la sociedad espera que trabajes como si no tuvieras hijos y críes como si no tuvieras trabajo. Llegará el día en que valides el refrán: Hijo chiquito, problema chiquito; pero hijo grande.


Eso aún no lo sabes. Ni lo imaginas. Tomas al bebé en tus brazos. Lo calmas y colocas sobre tu pecho. Si su boca sella herméticamente sobre la aureola, sin hacer chasquidos al succionar, entonces es un agarre correcto.

¡Hay tantas cosas que parecen tan fáciles en teoría! Y tú pensando que la parte más difícil sería el parto; esos instantes en que sientes que vas a morir de dolor, sucedido por la dicha extrema de ver llegar a este mundo al amor de tu vida.


Amor, sacrificio y entrega son valores inseparables de las madres.

 

Se te escapa una sonrisa con el recuerdo; y luego así, sin avisar, una lágrima. No sabías que te iba a costar tanto dar el pecho, lo más lindo que has podido hacer después de proteger a tu bebé nueve meses en el vientre; pero a la vez la más agotadora y, a veces, dolorosa experiencia.


No sabías que te ibas a sentir tan sola después del parto. Las amigas siguen en su mundo. El tuyo se reduce a cuatro paredes. Y sigues estudiando, sí; pero sobre lactancia, crianza respetuosa, métodos de aglactación, materias importantísimas; pero que no engrosan tu currículum profesional.


Son las 6:22. El bebé no ha querido quedarse en la cuna. Intentas de nuevo; pero no quiere el colchón frío. Prefiere el regazo de mamá, tibio, donde hay a la vez refugio, amor y alimento.

 

Eso está instalado biológicamente en el cerebro del bebé, diseñado para sobrevivir. Pero todos dicen que lo vas a mal acostumbrar a los brazos. Eso está instalado socialmente en el cerebro de todo el mundo, diseñado para decirte que sabe más que tú.


Amanece. Te quedas sola en casa. Tienes pañales por lavar, loza por fregar, una casa que limpiar, ropa por tender… Pero el bebé sigue ñoñito y no te deja hacer nada. Empieza a llorar despacito y va subiendo la intensidad de los gritos.

Entonces, la que empieza a llorar eres tú, de impotencia; pues no sabes qué hiciste mal o si tienes derecho a llorar, porque tienes contigo a la mayor felicidad del mundo y la deseaste mucho; y porque hay otras madres en pausa que, biológicamente, no se les ha permitido serlo.


Pasan de las dos y no te has lavado los dientes. Antes, en los primeros días, había un ejército de madres, amigas, tías, primas para ayudarte. Ahora vas por tu cuenta y te cuesta atender a todos y la casa.


Frente al fogón, sostienes al bebé en un brazo; en la otra, la espumadera. Sin haber ido nunca a misa, rezas porque no salga volando una croqueta. Tu esposo llega y te reclama por qué almuerzas tan tarde.

Te has pasado el día entero en la casa. Él si está agotado de trabajar en la calle; aunque leíste en alguna parte que criar equivale a 2,5 veces el esfuerzo de un “trabajo normal” y, paradójicamente, no es remunerado; aunque lleves el peso de formar la sociedad futura.


Estás aprendiendo a maternar. No eres perfecta. Eso no te hace mala madre. Simplemente, nada ni nadie te prepara para esta experiencia que es innegablemente difícil y contundentemente conmovedora.


Llega la madrugada 61. El plan del bebé es despertarse por cuarta a las tres de la mañana sin razón alguna. Piensas que estos días pasan lento; pero los años muy rápido.

Le acaricias su cachete mofletudo. Aún en penumbras, puedes ver que tu bebé te abraza con la más tierna y sincera de las miradas. Tal vez sientas el cuerpo destruido. Tu corazón está lleno.

 

 

Author: Rosana Rivero Ricardo
MÁS ARTÍCULOS DE ESTE AUTOR
Rosana Rivero Ricardo. Periodista 25 horas al día. Amante de las lenguas... extranjeras, por supuesto. Escribo de todo, porque “la cultura no tiene momento fijo

Escribir un comentario