Las relaciones y sus límites
- Por Hilda Pupo Salazar
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Una lectora cuenta que le sirve a su niño la comida, con un muslo de pollo, un vecino, de visita en la casa, mete las manos en el plato. El pequeño llora, todos quedamos atónitos. Ella exclama: ¡No es posible, quién le dio esa confianza…!
Es importante fijar, oportunamente, los límites para con los demás, resulta primordial para el respeto mutuo, a favor de fortalecer sentimientos como: autonomía, valor propio, sociabilidad, espontaneidad, creatividad y satisfacción personal.
No todos saben esclarecer, oportunamente, los términos precisos, argumentan que es complejo para las mejores relaciones, con momentos difíciles que hasta llevan a enemistarse o malos entendidos, entre vecinos, conocidos, compañeros de trabajo, amigos y hasta familiares.
Es realmente una balanza. Que prefieres cargar con sentimiento de culpa o esclarecer las reglas, educadamente, con el mejor control de los actos, para que el respeto prevalezca en cualquier decisión.
Hay que cultivar en la valía saber decir “no” en el momento adecuado, cuando la acción no te agrada, o sin contar con el tiempo preciso para lo que alguien desea, sin disculparte cuando exprese tus razones, al dejar bien claras las posiciones, precisamente para no permitir que se encarguen de descubrirlas o vulnerables sin saberlo, a favor de más libertad de acción y decisión para ti.
La claridad en exponer tus pautas es importante sobre qué deseas y cómo, aunque sean diferentes a los demás, pero desde la amabilidad, gentileza con acato a las necesidades y deseos ajenos, con total respeto sobre gustos, preferencias y sentimientos, todo lo cual ayuda a la salud física, con menos estrés, mejora tu “yo” al aumentar la autoestima, desde una deseada paz mental y espiritual.
Muy importante es influir entre los niños en la importancia de cumplir las normas, cómo comportarse en cada situación, saber distinguir entre las cosas buenas o malas, aprender, desde esas edades, a conocerse a sí mismo, para sentirse seguros, protegidos, al saber guiar su conducta en las diferentes situaciones de la vida.
Todo debe hacerse desde la más correcta disciplina, pero sin autoritarismo, con empatía, cooperación, seguridad emocional para las relaciones, sanamente, con otras personas.
Da felicidad, desde las primeras edades, saber cuándo decir “no” sin sentirse culpable por ello; pensando en que no es posible actuar de manera que todas las personas tengan la mejor impresión debido a conducta asumida, sin aceptar todo lo solicitado.
Si el niño es más fuerte que sus padres, no puede sentirse nunca protegido y, además, ni le ayudan a tener clara la reacción de sus progenitores ante ciertas situaciones de la vida.
Ya lo dijo George Bernard Shaw, en 1898, crítico y polemista irlandés: “no hagas a otros lo que no quisieras que te hagan a ti. Sus gustos pueden no ser los mismos”. Y tú, ¿ya pusiste límites en tus relaciones?
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