Mi Cuba

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Foto: Carlos Rafael.

 

Mi Cuba, el país donde nací, crecí y vivo siempre ha sido corajudo, fuerte, invencible, aun en circunstancias muy críticas, como las vividas en la última década del siglo pasado, cuando quedamos a oscuras prácticamente y muy pocas veces en la semana, los infantes de entonces, podíamos ver los “muñequitos” a las 6 de la tarde en el único canal donde los ponían y los adultos tenían que hacer “malabares” para proveer y continuar la vida.


Entonces no había tanta tecnología desplegada y los “mechones” reinaban en los hogares. Muchos techos se tornaron oscuros del humo proveniente de fogones improvisados para poder cocer los escasos alimentos que aparecían en medio de aquel nombrado Periodo Especial, una de las etapas más complejas que ha tenido la Revolución cubana.


Pero aprendimos a superar los más inimaginables obstáculos que trajo consigo una economía decadente, y nos abrimos paso poco a poco, con duro trabajo y unidos en la misma causa para seguir adelante, sin ceder en un ápice la soberanía e independencia que disfrutamos.


Fueron momentos tensos, que también condujeron a la toma de medidas, muchas acertadas, otras no tanto, pero necesarias para la apertura a nuevas posibilidades de generar ingresos y sobrevivir al golpe que significó el derrumbe del campo socialista. Sin embargo, no recuerdo que la mejora percibida en los años siguientes se lograra con manifestaciones armadas con piedras, agresiones y desacato a la autoridad, ni fuera resultado de campañas que promovieran odio e intervenciones humanitarias, aunque desde hace más de 60 años es el sueño pretendido de los vecinos del Norte.


Foto: Alexis del Toro.

Ciertamente vivimos días difíciles, marcados por carencia y precariedad. Faltan medicamentos, los precios son cada vez más exorbitantes, pegamos el grito al cielo cuando falla el fluido eléctrico en casa y los alimentos escasean. A ello le sumamos el estrés que genera la creciente propagación de la COVID-19, el dolor de muchas pérdidas por su causa, las secuelas y el agotamiento físico y material, lo que nos pone nuevamente frente a un escenario sumamente complejo.


Para nadie es un secreto que Cuba transita por un momento crítico y la gestión a sus problemas económicos y materiales requieren del doble de esfuerzo debido a políticas hostiles promovidas por un férreo bloqueo que deja muy pocas vías para movernos en el mercado internacional, donde requerimos llevar nuestras producciones y a su vez buscar lo que necesitamos.


Seríamos muy injustos con nosotros mismos si intentáramos soslayar esta realidad que nos carcome y la pensáramos solo como “un justifica problemas” ante cuestiones que hay que seguir mejorando hacia lo interno y que dependen más de cambio de mentalidades, compromiso, oído pegado al sentir del pueblo y decisiones administrativas coherentes y liderazgo en todos los frentes como siempre ha pedido el presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez en sus comparecencias.


Hoy más que nunca agradecemos todo gesto de ayuda humanitaria. Pero ¡ojo! No nos dejemos confundir. Con el afán de querer hacer valer nuestro criterio y apoyo a ideas que se promueven en redes sociales y creemos justas, muchas veces lo que hacemos es darle crédito a mensajes y “recetas” para curar nuestro “dolor”, que tienen doble intención y mucho distan de lo que realmente necesitamos y queremos.


Para algunos que no vivieron el “Periodo Especial”, se desentienden de la historia de su país, obvian lo que acontece en otras latitudes donde Estados Unidos ha seguido la misma matriz de actuación en su afán de apoderarse de lo que desea sin importarle luego el pueblo, y crecieron a la par de las tecnologías, los videojuegos, el acceso a Internet, y un celular o tablet en sus manos por juguete, es más fácil dejarse llevar por “cantos de sirenas”.


Seríamos muy ingenuos o unos malvados, si creyéramos en el “sufrimiento” manifiesto ante la situación del pueblo cubano por quienes desde “afuera” solo se limitan a alentar el odio, la subversión interna y el caos para intranquilizar y crear esos mismos disturbios y manifestaciones acontecidos recientemente, algo que a muchos nos dolió y comprimió corazones, porque no es el camino ni el estilo de mi Cuba para enfrentar los peores momentos ni lograr soluciones.


Creo más en los que sin tanta algarabía han hecho por este pueblo sin pensar en razones políticas ni gobiernos, manifiestan su disposición de ayuda desinteresada, ponen al ser humano en la cúspide y no el dinero, en quienes tienden puentes de amor y no de odio, en quienes entienden las razones de Cuba, que aun limitada apuesta por seguir batallando para el bien de todos.

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Author: Yanela Ruiz González
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Lic. en Estudios Socioculturales, periodista de la Casa editora ¡Ahora! Especializada en temas de Educación y Educación Superior Fan de las redes sociales

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