El valle de las antenas

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|Caserío de la CPA Victoria de Girón en Camayén, valle de Santa Rosa

Siempre me alegró que no hubiera edificios en mi barrio. Ver el cielo en toda su extensión, hasta donde te alcance la vista, es un privilegio reservado para quienes viven en el campo. Pero, aunque en el valle de Santa Rosa, del municipio holguinero de Rafael Freyre, aún no tenemos ese tipo de inmueble, llaman la atención otras estructuras que se levantan por encima de las casas: altísimas antenas criollas para la conectividad móvil.

Variopintas, fabricadas a partir de diferentes tipos de latón e incluso tapas de ollas de presión u otra clase, despiertan la curiosidad de quienes visitan el lugar.

 

 

|Las antenas se fabrican en diferentes modelos y con materiales variados

A través de un cable coaxial, el artefacto va unido a un pequeño soporte de plástico o madera, y al colocar el celular sobre él, de inmediato aparecerán las barras de cobertura. Además, el aditamento debe ubicarse en un lugar confortable, teniendo en cuenta que si se quiere acceder a la red, solo podrá ser desde ahí.

Parte importante de este ritual para consumar la comunicación, es conseguir una vara óptima para levantar la antena, siendo este uno de los casos en los que “el tamaño sí importa”, pues entre más altura tenga, más estable será la intensidad de la señal. Usualmente se utilizan las de bambú, debido a que esta madera es flexible y resiste los vaivenes del viento, sin quebrarse.

Se ha vuelto competitivo tratar de encontrar la vara más alta de todas, para poder “atrapar” la señal por sobre las alturas del cerro Galano, una reserva natural protegida representativa de la geografía del valle y que lo separa del municipio cabecera.

Los detalles de cómo comenzaron a utilizarse o en qué preciso momento ocurrió no se saben a ciencia cierta, pero tuvieron su antecedente en otro tipo de cajitas plásticas, confeccionadas con envases de champú o crema, que se ubicaban en algún lugar estratégico del hogar, para hacer llamadas telefónicas. Esta opción fue menos eficiente, porque en aquel entonces no existían los datos móviles en Cuba.

 

|La conexión por medio de antenas es uno de los principales pasatiempos en el valle de Santa Rosa

Sin embargo, como todo tiene sus pros y contras, resulta una odisea orientar el artefacto en la dirección correcta para garantizar una cobertura estable, pues los frecuentes apagones traen consigo la pérdida de conectividad. Tampoco ayudan los caprichos del clima, por lo que debes girarla varias veces antes de tener internet.

Por su utilidad, varios lugareños se han “certificado” como especialistas en antenas. La demanda de estos dispositivos nunca disminuye, porque cada integrante de la familia quiere disponer de la suya propia. Así que es fácil encontrar tres o más sujetas a los laterales de una misma vivienda.

La lista de materiales, adaptada, por supuesto, a las posibilidades del cubano clásico, es bastante sencilla de completar. Muchos de estos recursos pueden hallarse al alcance de la mano o tirados en cualquier rincón de la casa, como es el caso de las tapitas de desodorante, un pedazo de plástico o madera, e incluso un trozo de alambre de cobre.

 

 

Pero, ¿para qué se conectan a internet las personas del valle de Santa Rosa? Más allá de las razones comunes, este barrio tiene como particularidad que los hombres en edad y con condiciones físicas para el trabajo, ven en las brigadas de construcción y chapea, que operan en otras provincias de Cuba, principalmente del centro del país, una de las opciones más viables para ganarse la vida.

En consecuencia, poseer uno de estos equipos deviene primera necesidad para los familiares que se comunican diariamente y, en muchas ocasiones, durante meses, con su hijo, padre, pareja... mientras aguardan para recibirlos, como si se tratase del cumplimiento de una misión internacionalista.

Otro rasgo de esta pintoresca comunidad, ubicada a más de diez kilómetros del Consejo Popular de Melones, es que, desde hace algunos años, es prácticamente inaccesible. Anteriormente, sus habitantes disponían de una terminal de ómnibus y varias salidas intermunicipales diarias, ahora solo los camiones de carga se aventuran a cruzar por el sinuoso trayecto, tan desvencijado como las propias guaguas; por eso, gran parte de los contactos entre parientes, ocurren de forma virtual.

Así que, frente a la interrogante de cómo hemos resistido los cubanos a la brutal crisis económica, la contingencia energética, los desmanes del cerco imperial, los precios exhorbitantes del mercado informal y tantos otros desafíos, solo basta con observar uno de estos singulares inventos, que al igual que los calentadores criollos de agua, los candiles, las cocinas de queroseno y, en su momento, los zapatos con suela de neumáticos dan fe del ingenio y la creatividad que nos caracteriza ante el mundo.

 

 

 

 

 

 


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Comentarios  

# Claudia 12-02-2025 09:23
Me encantó este trabajo! Gracias, Alvaro, por compartir las peculiaridades de tu terruño. Felicidades!
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