Raíces italianas en Holguín
- Por María Julia Guerra
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Hace largo tiempo escribí un artículo que titulé Mi árbol, mi bosque, refiriéndome a mi genealogía y a la de varias familias que conforman la ciudad de Holguín, algunas de ellas desde su nacimiento como pueblo hace ya 300 años.
En estos días en que una de las brigadas médicas cubanas regresó de Italia tras luchar contra la COVID-19 me han venido a la memoria, y encontré entre agendas viejas, datos de familias fundadas por italianos y que forman parte del bosque genealógico holguinero.
José Bruzón y Cánova, de Génova, Italia, se casó en primeras nupcias el 27 de julio de 1775 con Catalina Ricardo y Pérez, luego, en segundas, el 16 de enero de 1786 con María Gregoria de los Reyes y Peña.
Un día después de los primeros esponsales de Bruzón, en la misma iglesia de Holguín, se casa el también genovés Pablo María Alberteris y Corrales con Bárbara González y Alberti.
El 2 de septiembre de 1784 se casa Benito Pittaluga Bonfonte, natural de Santa María Magdalena, en Génova, con Isabel Batista Infante, viuda del genovés Miguel Rodríguez Marra. Este matrimonio de Isabel no lo hemos encontrado en el Archivo Parroquial de la iglesia San Isidoro. Miguel había fallecido el 20 de octubre de 1783, a los 45 años de edad.
Siempre nos ha llamado la atención el apellido de este italiano: Rodríguez, que tenemos por español y es muy común no solo en Holguín, sino en toda Cuba.
Y, hablando de apellidos, los Portellles, Anzardo y Manduley, muy conocidos por todos los holguineros y que llevan muchos, también tienen su raíz en Italia.
Miguel Ángel Portelles y Borjas, natural de la Isla de Malta, se casó el 30 de marzo de 1891 con Juana de Dios de Rojas y Parada. En tanto, el 27 de julio de ese año se casa, en la misma parroquia, el genovés Francisco Ensardo (Anzardo) y García con Beatriz del Carmen Saavedra.
Del italiano Bernardo Amandolessi (Manduley) Pittaluga muy bien se pudiera escribir una novela. Nació en 1767 en el seno de una familia de Santa María Magdalena propietaria de barcos. En 1805, con 38 años de edad, desconocemos en qué condiciones, tomó un barco de la familia que venía rumbo a Cuba.
Frente a las costas de Gibara una tempestad destruyó la embarcación y, entre los sobrevivientes que pudieron llegar a las costas gibareñas estaba Bernardo y un primo llamado Federico Pittaluga. ¿Venían tras Benito Pittaluga, firmemente establecido en tierras de Holguín? ¿Hacían un viaje de rutina en uno de sus barcos? Las interrogantes quedan abiertas.
Lo cierto es que Bernardo, quien por corrupción de la lengua pasa a apellidarse Manduley, se asentó bien en la ciudad de Holguín y el 30 de septiembre de 1809 se casa con María Caridad Pupo y de los Reyes.
De este otro Pittaluga, Federico, hasta hoy no hemos buscado. La tarea queda pendiente.
En el blogs aldeacotidiana, del colega César Hidalgo Torres, encontramos un trabajo de Patricia García Concepción referente a italianos en Holguín donde cita a José Bruzón y Miguel Rodríguez, de los que hemos hablado, y a otros como Nicolás Mencion, Antonio Zaragoza y Tomás Ángel Vilches.
Nicolás Mencion, natural de San Sebastián, estaba casado con Margarita Sánchez; testó el 7 de enero de 1780 y falleció el 31 de mayo de 1781, a los 46 años de edad, sin dejar descendencia.
Antonio Zaragoza, de Pantelería, Sicilia, casado con Catherina Hidalgo Cuzo, dejó una larga descendencia. Y Tomás Ángel Vilches, quien había nacido en Venecia, falleció el 2 de septiembre de 1798 y fue enterrado de limosna.
“Son las familias como las raíces de los pueblos”, nos dejó dicho José Martí, nuestro Héroe Nacional, así los italianos que plantaron sus raíces en Holguín contribuyeron a la formación del pueblo, de la ciudad que es mi bosque.
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