Cuatro damas del ajedrez
- Por Rosana Rivero Ricardo
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El mundo se ha convertido en un tablero de ajedrez. La batalla no ha sido ni será fácil. Hay que asestarle un Jaque Mate a un Rey con “Corona-virus”. En el equipo Cuba hay tácticas y estrategias. Todas las piezas son igual de importantes, aunque a veces, para los medios de comunicación y los aplausos, sus movimientos pasen inadvertidos.
Este juego es atípico. Hay muchas damas, decenas, cientos, miles… En el ajedrez, como en la vida, son la pieza más importante. Una de ellas es Dennis Fernández Angulo. Por 26 años se ha mantenido trabajando en el Hospital Fermín Valdés Domínguez. Empezó desde abajo, hasta llegar a ser hoy la Jefa de Lavandería.
Y allí está ella hoy, en medio del estrepitoso ruido y el calor de las máquinas lavadoras, secadoras y planchadoras, “dando guerra” junto a sus compañeros de trabajo. La “jefa”, como cariñosamente le llaman, sintió miedo cuando le dieron la noticia de que su hospital recibiría los casos positivos a la COVID-19 de Holguín y Las Tunas. Mas ha sabido enfrentarlos, que es la verdadera definición de ser valiente:
“Nunca habíamos asumido una tarea de esta envergadura, pero nos preparamos bien”-confiesa-. “Se reacondicionó la lavadora que teníamos, nos trajeron otra máquina para secar la ropa y dos lavadoras domésticas. Teníamos pijamas y nos han abastecido con más vestuarios para afrontar esta situación.
“Recibimos clases de higiene y nos adiestrarnos en el manejo y tratamiento de la ropa contaminada. El vestuario sucio se traslada en bolsos de riesgo bien cerrados desde las áreas de aislamiento hasta la lavandería. En esos mismos bolsos se ponen en tanques con cloro por 30 o 40 minutos para descontaminarlos. Después lavamos, secamos y planchamos.
“Hay un cúmulo de ropa inmenso, porque hay que cambiar esos pijamas cada tres horas, sin mezclar los usados por las personas enfermas y los del personal médico. Empezamos desde las siete de la mañana y hasta las 12 de la noche estamos lavando. Así, por dos días y descansamos dos en casa.
“Por suerte, contamos con el apoyo de personal de la Región Militar y de otros trabajadores del Hospital que han sido reubicados y nos ayudan a doblar la ropa y armar los pijamas.
“Aquí tenemos garantizada la protección máxima. Usamos cloro y alcohol yodado para la desinfección. Debemos andar con pijama, nasobuco y gorro.
Hay algo que pesa más que el calor y las agotadoras jornadas de trabajo. Dennis no puede ver a Emily, su nieta de cuatro añitos. Mas no puede flaquear. Es por la salud de la niña, la familia, de todos. No es momento de rehusar esta tarea. Es la Jefa y debe dar el ejemplo en esta guerra. Lo sabe, mientras sigue entregando ropa limpia, parte de la cual se envía a la Taquilla de Ropa habilitada en el local que otrora ocupara la consulta de Medicina Natural Tradicional.
En bolsos cerrados recibe María de los Ángeles Domínguez Zorrilla estos módulos con pijamas para el personal médico y de enfermería. Ella es una de las cuatro asistentes que laboran 12 horas diarias por dos días seguidos, retribuidos con dos jornadas de descanso.
Antes de que todo empezara, María trabajaba directamente con los pacientes en la Sala D de Medicina Interna: “Trabajé normalmente un fin de semana y el lunes siguiente me tuve que incorporar a la contienda contra la COVID-19. No tuve descanso, estuve el mes completo de marzo trabajando, pero para mí no es un sacrificio. Vivo cerca y estoy dispuesta a ayudar, incluso, con horas extras”, confiesa.
No los aparenta, pero todos saben que María tiene 61 años, 15 de los cuales ha dedicado a trabajar en el hospitalito. “Pude acogerme a los años para irme para la casa. Me lo propusieron, pero no acepté. Decidí seguir aquí, dando mi aporte en esta batalla.
“Pienso que con todas las medidas que se han implementado a nivel nacional podemos salir adelante. Solo debemos acatarlas bien. Nosotros aquí, en el hospital, hasta para el comedor vamos con nasobuco. Allí todo se friega con hipoclorito, no hay riesgos. Parece un restaurante de Hotel”, concluye.
Ese elogio es uno de los mayores orgullos de Miriam Sánchez Gutiérrez, amiga y vecina de María, quien labora como Jefa de Turno en el área de la cocina y vela porque todos los alimentos salgan bien elaborados y en tiempo, algo que distingue al “Fermín Valdés Domínguez”.
Reconoce que al principio la “mandaron para la casa”, porque ya tiene 62 años, “pero como hay poco personal y yo tenía mi disposición, regresé”. Es difícil alejarse cuando tienes 35 años de trabajo en esta institución y otra familia. Cuenta, además, con el apoyo incondicional de su jefa en estos tiempos en que el esfuerzo es mayor.
“Estamos bien abastecidos para brindar la mejor alimentación a los pacientes y a todo el personal del hospital. Tenemos suficiente carne, verduras, viandas. Además, tenemos el apoyo de personal de las Fuerzas Armadas Revolucionarias”.
Miriam trabaja desde las cinco de la mañana hasta las ocho de la noche. Así por tres días, hasta que vuelve a casa y la recibe con los brazos abiertos su nietecita Amanda. Pero no hay abrazos hasta que abuela no se bañe y se desinfecte bien.
Igual lo hace con su hija quinceañera Noraima Martínez Gámez. De sus 48 años lleva dos décadas en el Hospital realizando una labor de inestimable importancia en esta guerra contra el coronado rey:
“Cuando decidí trabajar en el hospital, sabía que tenía que estar dispuesta a todo. Este ha sido el momento clímax. Muchos temen realizar una labor como la mía, sobre todo, en estos tiempos; pero lo primero que di fue mi disposición. Soy madre y entiendo que ahora mi misión es más importante, por el bienestar de todos.
“Para la limpieza tenemos garantizada toda la protección. Usamos pijamas, gorros, gafas, dos guantes y dos nasobucos. Ahora me toca higienizar las áreas exteriores. Mis seis compañeros que trabajan en las seis salas donde están ingresados los casos confirmados, cumplen con mucho rigor todas las medidas y tiene un local donde aislarse para evitar contagios”.
Estas cuatro damas se mueven con fluidez y rapidez por el tablero, conscientes y satisfechas de su misión. Su labor armoniza perfectamente con la del resto del personal médico, administrativo y de los servicios del Hospital Fermín Valdés Domínguez para preservar la vida y la salud de nuestro Rey: el pueblo.
Comentarios
Humberto Ochoa Aguilera, los quiere y recuerda por siempreeeeeeeee Venceremossssssssssssssss