Cuarenta años de arte y cultura en las Comunidades

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Entrevista margaritaFoto: Carlos RafaelHace 40 años el Ministerio de Cultura de Cuba gestó un noble proyecto que propició el surgimiento de instituciones básicas al servicio de las comunidades, con el fin de acercar el arte y la cultura a estos escenarios, tal como lo soñó el Comandante en Jefe Fidel Castro.

Denominadas Casas de Cultura, estos centros son la expresión más genuina de democratización de la cultura. Tanto así que atienden a diferentes grupos etáreos de la sociedad, para los cuales diseña diversas actividades de acuerdo con las diferentes expresiones culturales y manifestaciones del arte y la literatura, tomando como base los elementos del patrimonio cultural inmaterial particularmente.

Aglutinadas en un sistema, las Casas de Cultura han contribuido al descubrimiento de talentos artísticos en las localidades y a su desarrollo en torno a la vida cultural. Al respecto ¡ahora! conversó con Margarita Mejuto Fornos, vicepresidenta del Consejo Nacional de Casas de Cultura.

¿Cómo llegan a estos 40 años?

Más maduros en el trabajo, afrontado con muchas dificultades y retos tras las influencias del periodo especial, cuyo impacto en todo el sistema institucional de la Cultura fue muy fuerte en lo referente a su estado físico constructivo, mobiliario, instrumentos musicales y materiales para trabajar con los aficionados, cuestión que se ha ido superando poco a poco.

¿Y la fuerza técnica para sostener la labor de estas instituciones locales?

Aun cuando se trabaja con la Vanguardia artística, los promotores culturales de las comunidades y se tienen alianzas con diferentes instituciones de la Cultura y otros organismos, el Instructor de Arte es nuestra principal fuerza técnica, cuya misión central se encamina no solo a la activación y preparación de los aficionados y la garantía de fortaleza y calidad de este movimiento, sino a la formación del gusto estético y de los públicos. Por eso es importante que sepan decantar entre lo que verdaderamente tiene o no un valor cultural a través de la labor apreciativa que desarrollan, muy importante y enriquecedora para la misión de las Casas.

Pero en la actualidad no están circunscritos solamente a las Casas de Cultura…

Tras el desarrollo y fortalecimiento de la Brigada José Martí de Instructores de Arte a partir de las graduaciones del 2004, el sistema de Casas de Cultura recibió una inyección con los nuevos egresados de esta profesión, pero su servicio se extendió a otras instituciones como las escuelas, y otros espacios, ya sea en proyectos socioculturales, experiencias, zonas de difícil acceso o comunidades desfavorecidas.

A ellos se les atribuye una gran importancia porque su misión es la de un facilitador, es el que interactúa en los procesos culturales de las comunidades y en muchos casos tienen la responsabilidad de mantener una programación estable y sistemática en los territorios, porque es lo que fortalece la vida cultural del barrio.

¿Y siguen siendo las Casas de Cultura el centro por excelencia para el asesoramiento metodológico de estos instructores?

Siempre he dicho que la Casa de Cultura es el “nicho” de los Instructores de Arte. Desde esta institución ellos realizan su labor creativa, educativa y apreciativa. Obviamente, el sistema en sus diferentes instancias permite la preparación metodológica y el asesoramiento técnico, cuestión esta última que no está reñida solo al sistema, aunque es su responsabilidad.

Desde el Consejo Nacional, centros provinciales y en las Casas de Cultura propiamente dichas, se deben realizar acciones de superación y de encuentros metodológicos que tributen a la orientación para el trabajo concreto de los Instructores en este escenario, hacia el resto de las instituciones y los espacios de la comunidad.

¿Qué opinión le merece el trabajo de estas instituciones en Holguín y cuáles son sus retos?

La historia del sistema de Casas de Cultura en Holguín siempre ha sido buena. Es una provincia que desde los inicios mostró interés por fortalecer su movimiento de artistas aficionados, una necesidad para el territorio y también la preparación metodológica de sus Instructores de Arte.

Un territorio complejo por su extensión, con 14 municipios, muchos de ellos en zonas de montaña y muy alejados de la cabecera provincial. Creo que, a pesar de las limitaciones materiales y subjetivas, el movimiento de Casas de Cultura en esta provincia se viene desarrollando satisfactoriamente. Se ha logrado restaurar un número mayor de estas Instituciones; falta dotarlas de mobiliario, instrumentos y materiales para que los Instructores puedan trabajar con sus aficionados y brindar mejores propuestas a la población. Ahí están los retos.

¿Qué nuevas perspectivas tiene el Sistema de Casas en la actualidad?

Trabajar desde el arte y la cultura la formación de valores cívico-ciudadanos, tan necesario en la sociedad cubana actual y además, explicar los procesos que se vienen dando en el país, provincia y municipio. Son desafíos grandes que exigen de un pensamiento y preparación a la altura de los nuevos tiempos y de los aficionados que tenemos hoy con mayor intercambio con el mundo.

¿Hay algún pronunciamiento para contrarrestar las carencias?

En ese sentido, desde el nivel central hasta la última Casa de Cultura se hacen gestiones con los Gobiernos municipales y provinciales y la colaboración indiscutible del Partido y la UJC para tratar de dar solución a esta problemática. Se han abierto perspectivas, con el uso del uno por ciento de las utilidades locales. La planificación de los procesos culturales también abre una nueva mirada con relación a esta cuestión, pero lo importante es que desde la política está claro, se necesitan instituciones culturales donde haya un ambiente acorde.

Una Casa de Cultura en estado deplorable no invita a participar en ella, pero también puedes tener una casa bellamente construida, sin embargo sus propuestas son de baja calidad y de poco interés para la población. Creo que hay una dialéctica entre la preparación de los Instructores de Arte y los especialistas en general.

El trabajo con los aficionados y las expresiones culturales en Holguín son fuertes y ricos en tradiciones, y manifestaciones que, de conjunto, permiten el desarrollo cultural que merece y necesita la población holguinera.
Yanela Ruiz González
Author: Yanela Ruiz González
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Lic. en Estudios Socioculturales, periodista de la Casa editora ¡Ahora! Especializada en temas de Educación y Educación Superior Fan de las redes sociales

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