Elaine Cruz Cobas: un campo de rosas blancas
- Por Reynaldo Zaldívar
- Hits: 773
Desde que estaba en cuarto grado iba a los Simposios Martianos que se hacían en el Palacio de Pioneros Dagoberto Sanfield. Cuando lo pienso, se vuelven recurrentes las imágenes de la fachada, el pequeño Quijote de metal que hay en el patio, las aulas y pasillos adornados con carteles. Mis primeros recuerdos están relacionados con Martí.
Edificar sobre la Historia
Por mucho tiempo pensé que era natural que todos los niños cubanos sintieran esa cercanía al Apóstol, a la historia de Cuba. Hoy descubro que ese efecto solo es resultado del binomio que logra el trabajo amoroso de profesores y padres. Insisto en creer que no se ha perdido ese esfuerzo por edificar sobre los cimientos de la Historia cualquier proyecto del futuro.
Aunque mi familia es grande, he crecido prácticamente sola con mi mamá, y soy su fiel reflejo. Mi padre, guía constante, es cirujano. Desde mis 8 años hasta que cumplí 16, desempeñó varias misiones internacionalistas, por lo que el mérito de acercarme a Martí debo adjudicárselo a ella. Somos muy parecidas. En varias ocasiones le he dicho que agradezco el modo en que sembró en mí un campo de rosas blancas.
El deber de las pasiones
Estando en cuarto grado ella me ayudó a preparar un trabajo basado en la proyección antiimperialista de José Martí, algo que con 9 años ya defendía con feroz inocencia. Hasta el día de hoy, con 23, aún es mi línea temática de investigación, pues siento que es una fuente inagotable de análisis. A medida que mis estudios y conocimiento del mundo aumentan, he ido reescribiendo la temática. Una ponencia que realicé sobre el tema fue premiada en la reciente Edición 48 del Seminario Nacional Juvenil de Estudios Martianos (SNJEM).
Estudiar medicina, participar en eventos, atender las responsabilidades dentro del Movimiento Juvenil Martiano (MJM), preocuparme por mi cultura general integral… eso se logra organizando el tiempo. Hay épocas en la carrera que exigen mucho de ti, como el primero, tercero y sexto año, pero con la misma habilidad que creamos al formarnos como médicos, se puede ser artistas, investigadores, líderes estudiantiles. Nos debemos a nuestra vida profesional, pero también a la vida social, a nuestras pasiones. Esto permitirá que te hagas mejor profesional.
La palabra de pase
Supe del MJM al participar en los Seminarios. Ahora lo veo de cerca, resurgir con aires nuevos, ganar relevancia y protagonismo al asumir con responsabilidad el momento histórico que estamos viviendo. Estos jóvenes decidieron no dormir nunca sobre lo logrado y reconocer todo su potencial para crear, que es, en definitiva, “la palabra de pase de esta generación”.
Un desafío importante es hacer comprender a los jóvenes la necesidad de mantener vivo a Martí. Para eso existe el MJM. Se creó para aglutinar a los más jóvenes en torno a la figura del Maestro, del Apóstol de Cuba, y no dejar morir la hermosa idea de los SNJEM, iniciados en 1972 por acuerdo del Primer Congreso Nacional de Educación y Cultura, efectuado un año antes.
El MJM tiene el desafío constante de cambiar de estrategia, cambiar el discurso, cambiar las voces, cambiar el escenario, todo lo que deba ser cambiado para mantener su utilidad en las nuevas generaciones. “Si algo importa más que jóvenes hablando de mantener vivo a Martí, ha de cuestionarse la verdadera motivación”, que debe ser siempre querer ser mejores personas, mejores cubanos.
Los Seminarios son una verdadera fiesta del conocimiento y la cultura, evento fundamental, objetivo supremo del MJM, donde cada uno de los participantes comparten al Martí que han encontrado en sí mismos, y construyen en torno a él una unidad dialéctica capaz de trasformar el futuro.
Protectores y propietarios
Se puede ser martiano mucho antes de comprender a cabalidad la trascendencia de su obra. Cuando Martí comienza a calar en el alma de quien lo estudia, las obras, más que las palabras, van a decirle al mundo cuán martiano eres.
En una época donde se habla de tantas pérdidas y desarraigos, el pueblo y la juventud verdaderamente martiana pueden considerarse protectores y propietarios de uno de los mayores tesoros ideológicos de la historia de la humanidad.
Doctora en medicina
Deseo siempre tener cerca a mi familia, en esta Cuba nuestra donde pueda construir mi felicidad. Profesionalmente, ansío mi graduación como Doctora en Medicina este 2025 y mi posterior especialización en Psiquiatría Infantil. Me declaro enamorada del trabajo que realiza ese servicio en nuestro Hospital Pediátrico.
Algo que me quedará pendiente, como a muchos, será haber conocido a Fidel. A cambio la vida me regala la oportunidad de participar en las acciones que se realicen por el centenario de su natalicio, una de las cuales será la edición 50 del Seminario Nacional de Estudios Martianos, que tendrá a Holguín como sede.
El proyecto martiano
El MJM me ha dado un hogar, un sitio al que pertenecer, y sueño con dedicarle mis años de juventud y poder dejar en esta organización mi huella.
Hasta los últimos años no tenía nada que ver con ser parte de una organización en su honor. Ser martiana es mi filosofía de vida, un cristal para ver el mundo. Desde muy pequeña, aquello de "se es bueno porque sí, y porque allá adentro se siente como un gusto cuando se ha hecho un bien" tenía todo el sentido para mí. En el día a día, en la ética sin fisuras, en inculcar valores morales, descansa el verdadero proyecto martiano para una transformación de la sociedad. Más allá de un programa sociopolítico, todos tenemos, en el accionar cotidiano, la oportunidad de construir nuestra mejor versión del Apóstol.