Soluciones a lo cubano

  • Hits: 1451

Josué Miguel Calzadilla Consuegra. Fotos: Elder Leyva.

 

Cuando miramos edificios, avenidas, presas, canales, fábricas, pocas veces pensamos que para que existan estas estructuras muchas manos, más allá del asfalto y el concreto, del acero o el cristal, fueron imprescindibles haciendo eso que no se ve, manos como las de Josué Miguel Calzadilla Consuegra, operario de ingenio puesto a prueba por las carencias de cada día. Innovador excepcional con más de dos décadas consagradas al trabajo como mecánico en la UEB Movimiento de Tierras Viales, Ingeco.

 

Miguel, como prefieren llamarlo, llegó a esta empresa siendo un adolescente. “Llegué flaquito”, comenta campechano un hombre fornido frente a mí, y comienza a desgranar su historia vital con manos intranquilas, que encuentran su sitio justo cuando me invita a recorrer el taller, y sube a máquinas paquidérmicas, se interna entre motores, como en las entrañas de una criatura mitológica, para encontrar la dolencia, la causa, el remedio que mantiene fuera de juego a estos aparatos. Entonces se transforma en un ser pleno, haciendo lo que prefiere y siendo útil.

 

¿Cómo fueron sus inicios en esta actividad?

 

Siempre he trabajado aquí. Llegué con 17 ó 18 años, al salir del politécnico. Mi papá era mecánico aquí. Fue mi maestro, yo le seguí los pasos.

 

Comencé como operador de compresor, después tuve evaluación de mecánico C, B y A de equipos pesados de construcción: cargadores, excavadoras, camiones…

 

La mecánica es mi pasión, cuando se me rompe un equipo que no puedo arreglar, en la noche sueño con eso.

 

De todas partes vienen buscándome para que ayude a arreglar sus carros, de distintas empresas, hasta gente que yo no conozco llegan.

 

¿Cuál es el equipo que más trabajo le da?

 

Se trata de equipos únicos, cada uno es muy específico, pero los motores son parecidos, la diferencia es que algunos son hidráulicos, otros mecánicos, pero uno va aprendiendo con los años.

 

Siempre hay momentos complejos, por ejemplo, ahora los equipos modernos son electrónicos, funcionan por computadoras. De repente no arrancan y uno no sabe qué hacer, pero debemos encontrar una solución a lo cubano.

 

 

Los más complicados son los compactadores, porque son eléctricos, mecánicos e hidráulicos a la vez. Funcionan por presión hidráulica, eso lo mueven componentes electrónicos y cuando hay fallos te vuelven loco.

 

A la hora que algún equipo de estos se rompe me mandan a buscar. He estado trabajando en toda la provincia y fuera de ella.

 

¿Cuál ha sido el momento de mayor tensión, esa avería cuya reparación era urgente y demandaba de usted un esfuerzo mayor?

 

Lo más difícil que recuerdo fue cuando estábamos haciendo la carretera Marcané-Birán. Debían pasar por allí Fidel y Chávez y se rompió el equipo que riega el asfalto. Todos sentíamos una presión inmensa, tenía a todo el mundo encima de mí, pero lo solucionamos.

 

Durante años ha sido premiado como innovador. De hecho, en 2021 presentó 15 innovaciones y todas fueron aprobadas ¿en qué consistían?

 

 

Presenté adaptaciones de cilindros, de motor, de sistemas de frenos, esto es habitual, hago innovaciones casi todos los días, son de prueba y error, hay algunas que no presento por falta de tiempo. Con estas alternativas se ha ahorrado bastante, porque el bloqueo a nosotros nos afecta terriblemente. No hay piezas de repuesto hace varios años, no hay baterías, ni combustible, equipos nuevos, ni pensarlo.

 

Muchos creen que las mejores soluciones ante problemas de su especialidad la aportan ingenieros, profesionales de mayor grado académico ¿ha enfrentado este tipo de situaciones?

 

Sí, pero siempre he salido adelante, y se toman en cuenta las ideas de todo el mundo. En la empresa hay otros innovadores, como los torneros, sin ellos no podríamos hacer nada. Somos un equipo y a lo que se rompa, le caemos arriba.

 

 Es Vanguardia Nacional, un trabajador con méritos reconocidos en disímiles oportunidades. Ha sido seleccionado ciudadano distinguido de la provincia en varios años ¿esto hace que lo traten distinto en el barrio, entre sus compañeros de trabajo?

 

La gente en el barrio me dice “te vi en la televisión, ya eres famoso, hay que pedir audiencia para hablar contigo,” pero yo sigo siendo el mismo, soy así como usted me ve.

 

¿Cuando estudiaba en el politécnico imaginó tener una carrera llena de excelentes resultados como hasta hoy?

 

No, realmente. Pero tuve a mi padre y a muchas personas que me ayudaron, mecánicos más viejos que ya no están, y en la Mecánica cada día se aprende algo nuevo.

 

¿Tiene hijos?

 

Tengo cinco hijas, la mayor tiene 14, y la menor tiene un año.

 

¿Cómo un papá que tiene tantas niñas y al que pueden ir a buscar para irse a trabajar a cualquier parte del país puede encargarse de esa prole?

 

Es difícil, pero siempre se puede. Esas niñas son la vida mía, mi razón de ser. Trabajo para complacerlas en lo que quieran, y ellas me apoyan, son tranquilas.

 

Estos meses de COVID-19 han sido terribles, porque me daba lástima que estuvieran encerradas, pero tenía que ser así. Por suerte, ya las vacunamos. Cuando me llevan carros a la casa para arreglar ellas se meten y hasta se embarran de grasa.

 

¿Y qué hace cuando no tiene nada que arreglar?

 

El tiempo libre es para mis hijas, ese no tiene competencia, tengo que repartirme entre cinco, y ellas quieren peinarme, hasta me han pintado las uñas (risas). Por ellas, cuando no estoy en el trabajo estoy en mi casa.

 

Sus propuestas como innovador han alcanzado un valor económico superior a los 18 mil pesos, pero ese dinero no es para usted, sino ahorro de la empresa y el país. Algunos pensarían que recibe muy poco beneficio de tanto empeño ¿por qué continúa innovando?

 

Sigo proponiendo soluciones porque es parte de mi trabajo diario, pues si se rompe una pieza y no tenemos con qué arreglarla, no cobramos, no construimos. Seguimos trabajando a pesar de miles de dificultades.

 

Artículo relacionado:

 

Constructores al servicio del pueblo

Author: Liset Prego Díaz
MÁS ARTÍCULOS DE ESTE AUTOR
Yo vivo de preguntar… porque saber no puede ser lujo. Esta periodista muestra la cotidiana realidad, como la percibe o la siente, trastocada quizá por un vicio de graficar las vivencias como vistas con unos particulares lentes

Escribir un comentario