El reverdecer de “La Jíquima”
- Por Ania Fernández y Ernesto Vera
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Los excelentes suelos, de color marrón oscuro y amplia capa vegetal fueron los más propicios para el cultivo de los cítricos en la provincia de Holguín y favorecieron que, entre los 70’ y hasta casi finales de los 90’, la zona de La Jíquima, en el municipio de Calixto García, fuera referente de aprovechamiento de la tierra e introducción de nuevas tecnologías.
Entre la imposibilidad de transitar los caminos, la disminución de capital de trabajo y financiero, incluida la salida de muchos trabajadores, desmotivados, fundamentalmente, por los bajos salarios y las malas condiciones de vida del lugar, sobrevino el marasmo de la pérdida y la caída en picada de lo que fue “una tacita de oro” de la agricultura holguinera.
Afortunadamente hoy, amparados en los nuevos aires del ordenamiento y en la ingente necesidad de incrementar las producciones agrícolas de calidad, los integrantes de esa entidad buscan devolver la salud y la productividad a sus inmensos naranjales y convertir a la Empresa Agrícola La Jíquima, fundada en 1994, en importante centro de exportación y fuente de nuevos proyectos e ideas, según comentó, Walfrido Guerra Amador, su director.
Lo esencial ahora es robustecer una estructura sólida que le permita asimilar el encadenamiento entre 15 formas productivas diseminadas en los Consejos Populares de La Jíquima, Vista Hermosa y Guaramanao.
Mantienen la Unidad de Cultivos Protegidos, encargada de producir vegetales y hortalizas, con el 80 por ciento de su producción destinada al turismo, donde cuidan los sembrados de tomate, pepino y ají picante, todos de alta demanda en el mercado nacional e internacional.
La recuperación de los cítricos es prioridad del trabajo desde el 2016, para lo cual destinaron un vivero tecnificado, con capacidad para más de 600 mil posturas, las que demanda la siembra de 100 hectáreas(há), aproximadamente. En este momento hay 249 há sembradas, de ellas 54 en producción, 13,42 destinadas al cultivo de la Lima Persa, que aportará 30 toneladas anuales para la exportación.
Como buenas nuevas resaltan el tener ya bajo riego cerca de 125 há de cítricos y similar cantidad previstas a tecnificar en el segundo semestre del presente año y la puesta en explotación de una pequeña minindustria, que procesa las producciones locales, ya rinde sus frutos y abastece una parte importante del municipio, algo que comenzó de forma experimental y hoy entusiasma al colectivo de técnicos y trabajadores, que sueñan con metas más ambiciosas.
No tienen un camino fácil los directivos de La Jíquima y sus trabajadores, cada jornada se vuelve un desafío, pero han diseñado una estrategia que, con mucho trabajo y sentido de pertenencia, ha comenzado a modificar el entorno adverso desde dentro de la propia empresa. Con un poco de amor y de ayuda “La Jíquima” puede volver a ser ese hermoso lugar de los 80’, repleto de verdor y del particular aroma de las flores de sus naranjales.
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