Codanza, original y transgresora a sus 30 años
- Por Sheyla Díaz e Isabella Ávila / Estudiantes de Periodismo
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Los cuerpos flexibles, desarticulados y retorcidos de los bailarines de Codanza, transmitieron una expresividad asombrosa, capturada desde el comienzo en los lienzos que rodeaban la coreografía, presente también entre los protagonistas el experimentado artista plástico y profesor Ronald Guillén.
La interacción sucedió de inmediato. Los bailarines llevaron la danza a cada rincón del Centro de Arte, lugar donde la escenografía permitió el diálogo constante de las manifestaciones artísticas.
Todos iniciaron en el inmenso espacio escénico un apasionante y sinuoso viaje. El baile y la mirada feroz de sus intérpretes, movieron el piso como una manada, sin embargo, era palpable el individualismo.
Cada personaje defendió el arte a su forma y con la total ausencia de límites. Así, surgió una mezcla de sensaciones que dio paso al increíble espectáculo. Un encuentro de improvisación, donde el público era un artista más. No existieron las reglas y el resultado fue -sencillamente- extraordinario.
El dinamismo y el virtuosismo que suele caracterizar a Codanza protagonizó "Libre Albedrío", nombre del performance en su traducción al español, compañía que cada día logra satisfacer a un público ávido de originalidad, una vez más demostró su carácter transgresor cuando de arte se trata.
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